IH1 SILOS DE MVRDV EN COPENHAGUE (GEMINI HOUSE)

La fotografía tiene la ventaja de mostrarnos la realidad, de documentar la historia y de proporcionarnos un acercamiento a las cosas, las personas y las actividades. Pero su carácter personal, su posibilidad de ofrecer enfoques parciales y su forma artística de acceder a los acontecimientos pueden hacer que la visión que se nos presente de algo esté muy alejada de la realidad. O por lo menos que nos ofrezca una visión sesgada y parcial que el contraste con la realidad de forma directa y personal puede alterar de forma notable.

La arquitectura es una de las actividades que ha encontrado maestros de la fotografía que la han abordado de muchas maneras y en diferentes tiempos. Y por eso a veces esas imágenes de revistas, de excelentes profesionales de la fotografía son capaces de hacernos ver realidades que, al acercarnos directamente a ellas, nos defraudan. En esta ocasión debo reconocer que el efecto ha sido el contrario. En Copenhague hay unos silos de grano, realizados en hormigón de gran sencillez, dos cilindros de gran espesor y altura que han sido rehabilitados por un equipo holandés (MVRDV). Las imágenes de la actuación siempre me habían dejado indiferente e incluso con una visión crítica a la forma de actuación.

Pero la visión directa es radicalmente distinta. Se trata de una actuación ejemplar realizada con gran maestría. No se trataba de rehabilitar una estructura de una sencillez extrema que en su momento tuvo un uso industrial, sino de utilizarlo como soporte y argumento del nuevo proyecto. Y por ello los grandes cilindros de hormigón permanecen inalterados, huecos en su interior, por donde se establecen las comunicaciones verticales que dan acceso a cada una de las viviendas. Los edificios residenciales se plantean volados respecto de los cilindros de hormigón, realizados con vidrio en sus fachadas de manera que se lee fácilmente la nueva intervención.

Las plantas tienen las dimensiones necesarias para permitir crear en ellas los espacios residenciales que demandan las viviendas construidas. Unos cuerpos volados que marcan la potencia de la nueva actuación en torno al cilindro de los depósitos de hormigón inicialmente existentes. Los dos cilindros se unen en su parte central con una forma sinuosa que marca una continuidad del borde curvado de las dos piezas iniciales. La arquitectura industrial inicial ha servido como soporte, como base geométrica de la definición del nuevo proyecto que surge como dos torres verticales curvadas, unidas entre sí, con fachadas trasparentes sobre las que queda el fondo opaco de la estructura original.

En el interior el acceso a las viviendas deja visible el gran espacio cilíndrico de los antiguos contenedores en cuyo espacio se organizan los accesos verticales y las comunicaciones con cada una de las viviendas. Un espacio de grandes dimensiones que en otro tiempo fue el lugar del almacenamiento y ahora lo es de la convivencia y de los lugares de encuentro y acceso a las viviendas.

El lugar, en una zona de nuevo crecimiento, junto al agua con una amplia pasarela que lleva a las viviendas contribuye a dar valor a esta arquitectura que sabe aprovechar los elementos de un pasado sencillo industrial para crear una moderna arquitectura cualificada. La realidad supera a las imágenes que tenía de la actuación y su proximidad, la visión del entorno, la potencia de sus volúmenes y la calidad construida recuperan una nueva dimensión del proyecto.