IH 24 PATRIMONIO INDUSTRIAL
PATRIMONIO INDUSTRIAL EN TOMELLOSO.
Este año 2015 se celebra el año del Patrimonio industrial europeo como una llamada de atención para su conocimiento, valoración y conservación. El Patrimonio histórico ha ido ampliando sus contenidos desde lo estrictamente monumental a una realidad más amplia que integra elementos diversos en tiempos y localizaciones. Y uno de los ámbitos que se han valorado de forma singular desde hace pocas décadas es el del patrimonio industrial. Tomelloso celebra los días 4 y 5 de diciembre unas Jornadas sobre el Patrimonio Industrial para sensibilizar a toda la comunidad sobre los valores de esta realidad.
El Patrimonio Industrial, incluye todo tipo de espacios, paisajes e infraestructuras industriales, edificios, maquinaria, servicios a la producción, utillaje, archivos, alojamientos obreros, testimonios históricos, vitales, laborales, culturales, etnográficos, cívicos, asociativos, reivindicativos, intelectuales y de ocio, de los numerosos agentes que originaron el nuevo tipo de sociedad industrial. Abarca realidades muy diversas: edificios, explotaciones naturales como canteras y minas, instalaciones de ingeniería, comunicaciones para el trasporte de mercancías y personas, explotación de medios naturales para su trasformación y recursos naturales necesarios para su funcionamiento. Y como resultado de esta actividad se generan construcciones, instalaciones industriales y espacios naturales modificados. Una actividad reconocida en estos elementos materiales, en la maquinaria y documentación generada y sobre todo en la actividad de las personas que han desarrollado su trabajo en las mismas. El patrimonio industrial está integrado por todos los vestigios materiales, ya sean muebles o inmuebles, testimonios y restos intangibles generados por el hombre a lo largo de su historia y a través de sus actividades productivas, extractivas y de trasporte, en especial aquellas surgidas en el seno de la sociedad industrial.
La industria, como construcción del hombre en su intento de controlar el medio natural, de producir recursos con menor esfuerzo o desarrollar proyectos que requieren estructuras complejas, ha incidido de forma notable en el territorio. Una actividad percibida desde la posible utilidad que, en diferentes tiempos, ha generado paisajes industriales. Paisajes valorados en su momento con una perspectiva determinada y que, con el paso del tiempo se entienden de diferente manera, con una incidencia significativa en nuestro entorno. Actuaciones en las que su relación con el espacio y el tiempo configuran paisajes diferentes y plurales.
De los ingenios en el territorio a la Fábrica ilustrada.
En su acepción latina “industria” es maña y destreza o artificio para hacer una cosa; su sentido profundo se acompaña de un discurso que acepta el patrimonio creciente de inventos que, una vez producidos, fueron olvidados, rehechos y vueltos a olvidar… Así permaneció la idea de industria hasta el siglo XIII: ligada al producto de la inteligente experiencia artesanal que se perfecciona por medio de la repetición.
Las construcciones preindustriales (molinos de viento, molinos hidráulicos y diferentes estructuras movidas por el viento y el agua) han estado íntimamente ligadas al territorio y han definido paisajes en los que su presencia representaba hitos ordenadores y estructurantes. Los ingenios creados por el hombre hasta el siglo XVIII necesitan las energías eólica e hidráulica para moverse. Y por otra parte deben situarse junto a las materias primas para resolver así los problemas de trasporte. Ello establece un paisaje singular en el que la relación de los ingenios con el territorio próximo es peculiar. Son paisajes de la integración con el medio natural con una relación funcional con los recursos energéticos y materiales y en los que las estructuras industriales representan elementos de una dimensión reducida en relación con el medio natural circundante.
La Fábrica ilustrada supone una nueva forma de concebir el paisaje industrial. Las arquitecturas y obras de ingenierías que las integran siguen teniendo una relación directa con las energías del medio natural (el agua especialmente) pero se definen como grandes construcciones que se relacionan y configuran, en su autonomía, frente a las ciudades próximas. Y deben tener en cuenta sus relaciones con el territorio por razones diversas, por el acceso de sus materias primas, por la distribución de los productos elaborados y por su implantación general en el mismo. Paisajes industriales en los que la escala de las construcciones, las relaciones con los espacios productivos diversificados y su relación con el territorio en general suponen un cambio esencial respecto de épocas pasadas.
El siglo XX y los paisajes industriales.
El siglo XX ha supuesto un proceso industrial diferenciado en sectores en Castilla-La Mancha. Los paisajes industriales son los paisajes de los elementos puntuales que se repiten en el territorio modificando el perfil de la ciudad, pero sobre todo son los paisajes de la ciudad industrial. Ahora es la fuerza de lo artificial de la ciudad-máquina la que define el paisaje en el que lo geológico y lo biológico apenas sobreviven o quedan como restos de un telón de fondo.
Las construcciones para la energía, especialmente las relacionadas con la producción de electricidad ocupan amplios espacios del territorio, crean nuevos paisajes en espacios de grandes dimensiones que se han modificado posteriormente, a lo largo del tiempo. Las industrias del cemento son un buen ejemplo de los grandes artefactos surgidos en medio del espacio natural y con un gran impacto por el consumo de materia prima natural y por sus características singulares de diseño artificial en medio del espacio natural. Y junto a ello, las ciudades industriales como grandes infraestructuras que acogen diversos elementos que conforman una ciudad futurista en la que se interrelacionan las diversas fases de la fabricación conjuntamente con los elementos administrativos y de gestión. La industria ha adquirido unas dimensiones singulares siendo elementos básicos que han alterado de una forma intensiva y rápida el territorio creando un paisaje artificial radicalmente nuevo y que cambia sustancialmente el lugar en el que se implantan. Ciudades que se trasforman día a día con los nuevos procesos tecnológicos y las nuevas demandas de productos.
Los sectores de la producción de la energía, la industria de la construcción y de la alimentación se configuran como los grandes sectores de la producción industrial de Castilla-La Mancha que va reconvirtiendo sus sectores de producción, manteniendo un sector primario con porcentajes limitados, ampliando ligeramente su presencia en el sector industrial y con un peso muy importante del sector servicios.
Un patrimonio al que han contribuido numerosos proyectos de arquitectura e ingeniería. Arquitectos de primera fila han realizado proyectos que integran este patrimonio que, dada la evolución técnica, tienen un rápido envejecimiento y por ello son eliminados sin tener en cuenta su interés como arquitectura, como sistema de producción y como cultura tecnológica de nuestra reciente historia. Un patrimonio que requiere reflexiones sobre su conservación, sus posibles nuevos usos y su valoración social. Porque sobre todo, este patrimonio es la huella del trabajo del hombre, el testigo de la actividad de décadas y de cientos de personas que han dejado en ellos la huella de su quehacer cotidiano.
DIEGO PERIS SÁNCHEZ