IH6 MALAGA MANZANARES Y LAS LABORES

MÁLAGA. MANZANARES Y LAS LABORES.

            Las Bodegas de Jiménez y Lamothe comienzan su actividad en 1860, en Málaga con una producción de calidad y un prestigio que se consolida día a día. En ellas  trabajó de químico Bernabé Fernández Sánchez, creador del Ceregumil. Una amplia gama de productos y una buena organización hacen que las bodegas sean reconocidas dentro y fuera de Málaga. Las  bodegas de Jiménez y Lamothe fueron la base de las Bodegas Larios, pues las primeras botas con las que Larios se lanza a la aventura del vino proceden precisamente de aquellas. Los antepasados de los primeros Larios que llegan a Málaga hacia 1800 proceden de Laguna de Cameros, Logroño. Pablo Larios era viudo de Ana Llera y de Gregoria Herreros. Le acompañan todos sus hijos y se instalaron en Málaga, aunque que algunos de sus hijos se marchan a Cádiz para, desde allí, intentar poner casa y representación comercial en Gibraltar. La familia se escinde a efectos económicos y comerciales y se quedan en Málaga Pablo Larios y sus hijos Manuel Domingo Larios Llera y Juan Larios Herreros. Para Cádiz-Gibraltar parten Pablo Larios Herrero y su hermano Martín. Distintas circunstancias familiares hacen que se produzcan uniones de capital, separaciones y procesos económicos diversos en el seno de la familia.

Las bodegas de Málaga y Manzanares.

            Hacia 1920, los Larios adquieren la bodega de Jimenez y Lamothe iniciando una nueva etapa en su gestión y desarrollo. Al marqués de Larios se une el del Genal, de forma que ambos marquesados van unidos a la formación de las bodegas. En esta fecha la dirección de la Casa Larios está ya en manos de José Aurelio, tercer marqués, que regenta los negocios bajo la denominación de Larios y Cía. Es el momento en que Jiménez y Lamothe pasan a ser propiedad de «la Casa», tanto en lo que se refiere a las bodegas locales como a la destilería que ya tenían en Manzanares. Las bodegas malagueñas de Jiménez y Lamothe, eran un ejemplo industrial, y la destilería de Manzanares fue la primera en su género en toda España y, desde mediado del siglo XIX, fueron pioneros en la elaboración de los brandies, que entonces todavía se llamaban cognacs y de los que ha llegado hasta nuestros días el famoso “l866”.  En los bocoys de madera para trasportar el producto se inscribía todavía la referencia “Destilerías y rectificación de alcoholes de puro vino. Larios y Compañía. Málaga y Manzanares. Sistema Savalle”. Y en algunos de ellos se inscribe Larios y Compañía, antes Jimenez&Lamothe.

            El paso de Jiménez y Lamothe a la Casa Larios fue completo, puesto que Larios y Cía., con el marqués del Genal, adquieren las botas de añejar, la organización de la bodega, las líneas de embotellado, oficinas, aparatos para fabricar alcohol, viñedos, etc., por lo que su presencia en el mercado fue  muy rápida.  Fueron los vinos lo que, en cualquier caso, lograron dar popularidad exterior a Larios, En el año 1933 desaparece Larios y Cía., dando paso a la nueva razón Larios, S.A., que por aquellas mismas fechas incorporó a sus elaborados la ginebra, tan famosa como el brandy 1866. A partir de la década de los treinta, se producen nuevos traslados en Málaga y la nueva bodega se establece en los viejos terrenos de La Aurora, fronterizos entre el Perchel y la nueva zona del polígono de la Alameda. En Manzanares hay unas espléndidas instalaciones con un edificio industrial situado en zona próxima al ferrocarril. De su conjunto sobresalen las chimeneas de destilación y de forma especial sus instalaciones interiores con una maquinaria de primera calidad que ha ido incorporando los avances del sector en cada momento.

            Eduardo González Gallarza, casado con la viuda  de Larios, teniente general, ha sido presidente de Larios entre 1947 y 1986 año de su muerte. Aviador, que formó junto a Joaquín Loriga Taboada y Rafael Martínez Esteve la Escuadrilla Elcano que realizó el vuelo Madrid Manila en 1926. Ayudante de Alfonso XIII, al finalizar la guerra civil española fue nombrado Jefe de Estado Mayor llegando a general de brigada y de división en 1945. Ese año fue nombrado ministro del aire hasta 1957. A su muerte la empresa pasa a manos de su hijo Eduardo González Gallarza quien la dirige junto a José Fernández de Villavicencio.

            En 1997 el grupo francés Pernod Ricard compra Larios en un proceso de concentración del mercado de producción de bebidas alcohólicas y decide trasladar sus instalaciones de Manzanares a una nueva ubicación. Una gran superficie en Las Labores es el lugar elegido para las nuevas instalaciones. La fábrica de Manzanares queda sin uso y la empresa mantiene a alguno de sus trabajadores con el único cometido de vigilar las antiguas máquinas y el conjunto de la fábrica cerrada.

 

El museo de Las Labores.

            En las nuevas instalaciones se produce una decisión singular. El aprecio por la realidad fabril construida a lo largo de siglo y medio lleva a levantar un gran edificio en el conjunto industrial destinado a Museo. Los museos son espacios donde la historia se detiene, parece congelado el paso de los años. Pero son también los lugares donde se conserva la memoria, donde es posible recuperar la historia de siglos pasados. Y en este caso la decisión se hace con una especial sensibilidad. No se trata simplemente de trasportar objetos de sus fábricas a un espacio expositivo donde van adquirir una nueva significación, sino de crear un lugar en el que sea posible entender cómo eran las fábricas que en tiempos pasados elaboraban los productos de Larios. Probablemente se puede discutir sobre la eliminación del recinto fabril de Manzanares, del que quedan en pie elementos puntuales como sus chimeneas y una pequeña edificación, dejando el resto del solar para nuevas edificaciones residenciales. Pero el traslado del material a su nueva localización en Las Labores es un buen entendimiento del planteamiento de un espacio expositivo del patrimonio industrial.     

            Porque dentro de una nave industrial con estructura en diente de sierra para permitir una buena iluminación del conjunto se ubica la antigua fábrica con sus elementos constructivos, su maquinaria instalada y un desarrollo expositivo que va permitiendo entender todo un proceso histórico de desarrollo de estas instalaciones. Piezas de valor histórico de primera magnitud se van presentando en el conjunto que va recorriendo el proceso de fabricación de las antiguas instalaciones. Desde el antiguo jaraíz con su estructura de cubierta en la que se combina la madera con los tensores metálicos y las piezas de fundición que los unen hasta las etiquetas de cada una de las épocas o los libros de correspondencia, el Museo hace un recorrido por todos los elementos que integran el patrimonio industrial. Cada una de las piezas adquiere una nueva significación en este nuevo contexto, pero conserva la capacidad evocadora de la industria y el trabajo de otros tiempos. Y para ello las máquinas, los procesos comienzan a moverse y a funcionar como lo hicieron en otras épocas gracias al cuidado especial de nuevos trabajadores que mantienen viva la tarea que otros antepasados realizaron décadas atrás. Este nuevo paisaje industrial es así la huella del esfuerzo del hombre en el territorio ahora conservada en los objetos, en las máquinas y en los procesos que fueron los medios de su labor diaria.