IH 12 EL DISCURSO DEL INGENIERO EN EL SIGLO XIX

CLIFFORD SAN MARTIN

EL DISCURSO DEL INGENIERO EN EL SIGLO XIX.

El filósofo Augusto Compte escribía en su Curso de Filosofía positiva publicado entre 1830 y 1842: “Entre los científicos propiamente dichos y los directores efectivos de los trabajos productivos, comienza a formarse en nuestros días una clase intermedia, la de los ingenieros cuya función específica es la de organizar las relaciones entre la teoría y la práctica”.

En 1899 Pablo de Alzola, ingeniero de Caminos Canales y Puertos, director de Obras Públicas en el Ministerio de Fomento e historiador de obras públicas publicaba su libro Historia de las Obras Públicas que es la primera visión histórica del desarrollo de las obras públicas en la península. Las ingenierías han estado vinculadas en sus principios a los cuerpos militares. La reforma de 1768 organizaba a los ingenieros militares en tres ramas: el de las Academias Militares de Matemáticas, el ramo de Plazas y Fortificaciones y el de Caminos, Puentes, Edificios de arquitectura civil y canales de riego, dirigido por Sabatini. La política de los Borbones demanda especialistas en la construcción de caminos, canales, puentes y obra civil. Y así en 1799 se crea el Cuerpo de Ingenieros de Puentes y Caminos como primer cuerpo civil. La Escuela de Ingenieros de Caminos se abrió en 1802 pero tuvo grandes dificultades para consolidarse hasta la muerte de Fernando VII. La Escuela se cerraba intermitentemente. Dificultades y vaivenes administrativos en la adjudicación de competencias. En 1854 se creaba el cuerpo de Ingenieros de Montes, después la ingeniería industrial (1851) y después la agronómica (la escuela en 1855 y el Cuerpo de Ingenieros Agrónomos en 1879).

Las revistas se convierten en órganos publicitarios de cada cuerpo y profesión en este momento. El origen de las primeras publicaciones de arquitectura se encuentra en el debate y defensa de la profesión de arquitecto frente a la del ingeniero. La revista de Obras Públicas fue un espacio para el ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, liderada por jóvenes ingenieros. Los Anales de la Construcción fundada por Eduardo Saavedra en 1876 tenían un carácter más interdisciplinar con la presencia de ingenieros y arquitectos. Sin embargo la historia de la ingeniería y la obra pública ha tenido una posición anecdótica hasta hace pocos años en la historiografía artística española. La introducción de los estudios sobre la obra pública ha sido una labor fundamental en la segunda mitad del siglo XX. Las obras públicas han aparecido durante muchos años como una parte menor de la historia de la arquitectura hasta la aparición del ingeniero de caminos y la definición de sus competencias.

La propia definición de la palabra ingeniería está vinculada durante muchos años al “arte que enseña a hacer y usar las máquinas y trazas de guerra”. Clairac y Saavedra reclaman una nueva concepción más amplia de la ingeniería especialmente relacionada con la obra pública, concepto nacido en el marco ilustrado. En España el término “obra pública” no se creó hasta el siglo XIX con la aparición del Ingeniero Civil, con la creación del Cuerpo (1799) y de la Escuela de Caminos y Canales (1802). La figura del ingeniero civil se consolida en 1835 con la creación del Cuerpo de Ingenieros Civiles, que desde 1836 se llamaría de Ingenieros de Caminos, Canals y Obras. Pelayo Cirac decía en su Diccionario General de Arquitectura e Ingeniería publicado a finales del siglo XIX: “por civiles se designan en el lenguaje oficial los edificios que corren a cargo de los arquitectos, como cárceles, escuelas y oficinas y con el dictado genérico de obras públicas, es corriente no entender sino las que dirige el Cuerpo de Ingenieros de Caminos como las carreteras, los ferrocarriles, los canales de navegación y riego, los puertos de mar, faros, el desecamiento de lagunas y terrenos pantanosos, el abastecimiento de aguas de las poblaciones, la navegación y el aprovechamiento de aguas de los ríos y algunas otras de menos importancia, todas las cuales caen bajo la jurisdicción del Ministerio de Fomento”.

La historia de las obras públicas tiene antecedentes ilustrados en Fernández de Mesa, Campomanes, Sanchez Taramas y Ponz que publican su Tratado de Caminos públicos, el Tratado de Fortificaciones o el Viaje de España en el que Ponz da cuenta de las infraestructuras que se van desarrollando en todo el país. Obras como las de Llaguno y Almirola con su Noticia de la Arquitectura y Arquitectos de España, o el Diccionario de Madoz dan cuenta también de las obras públicas existentes. A mediados del siglo XIX van apareciendo diferentes estudios que dan cuenta del estado de las obras públicas. Las Comisiones de Historia del Cuerpo del Ejército investigan en los archivos históricos especialmente en el de Simancas y el de Aragón para conocer las obras históricas existentes. Betancourt publicó en 1803 un informe sobre el estado de las Obras Públicas en España y Larramedi, Buzá y Martín Gutierrez lo hacen sobre las comunicaciones de la península en 1820. Con motivo de la Exposición  Universal de 1867 se redacta el Informe sobre el estado de los trabajos públicos en España que destaca la existencia de una nueva generación de profesionales que se distingue de la anterior por su formación científica y por las buenas y correctas realizaciones. La Memoria se divide en seis capítulos y cuatro de ellos se refieren a los ramos de las obras públicas: carreteras, caminos de hierro, servicios marítimos y aguas. La Reseña de la Revista de Obras públicas en 1899 realiza un amplio extracto de las obras públicas y sus autores hasta ese momento.

Repertorios de obras públicas como el de puentes, realizados por Pedro Celestino Espinosa y Luis Gaztelu y la obra de Pelayo Cirac con su Diccionario General de Arquitectura e Ingeniería. Y junto a ello repertorios fotográficos que van dejando documentada la trasformación del territorio. El equipo de Theophile Gautier y el fotógrafo Eugéne Piot es uno de los que realizan un amplio recorrido en 1840. Las primeras colecciones son de fotógrafos extranjeros como Clifford, Laurent, Atkinson, Muriel o Spreafico al servicio de la corona o de las grandes empresas que les piden hacer reportajes sobre sus actuaciones. Una espléndida colección de Laurent está en Ciudad Real en la demarcación de Carreteras del Ministerio de Fomento y en parte se publicó por la Universidad hace unos años. Para la Exposición Universal de Paris de 1867 se realizaron seis tomos temáticos sobre faros, puentes antiguos, puentes de fábrica modernos, puentes de hierro, obras diversas y el canal de Isabel II. Laurent comercializó a partir de 1879 su edición de la Nueva guía del turista en España y Portugal. Itinerario artístico. Muchas de estas fotografías sirvieron para los grabados de la Ilustración española.

Publicaciones específicas sobre los temas de la ingeniería los caminos, las carreteras y los puentes, los canales, riegos y navegación y las instalaciones portuarias.  Inmaculada Aguilar Civera, catedrática de Historia del Arte en la Universidad de Valencia y directora de la cátedra Demetrio Ribes, ha publicado el libro “El discurso del ingeniero en el siglo XIX”. Aportaciones a la Historia de las Obras Públicas. Una aproximación que suministra una cantidad de fuentes extraordinaria sobre el proceso, con la calidad y el rigor que siempre ha demostrado en sus obras. Un conocimiento esencial para la historia del siglo XIX y el conocimiento de la acción específica de los ingenieros en ese momento. Da envidia ver como la Fundación Juanello Turriano y la cátedra Demetrio Ribes, que dirige Inmaculada, van año a año aportando documentos imprescindibles para el conocimiento de la historia de la obra pública de nuestro país.

 

DIEGO PERIS SÁNCHEZ.