IH 30 MEMORIA DEL VINO. CASTILLA LA MANCHA

MEMORIA DEL VINO. CASTILLA-LA MANCHA.

INCUNA (Industria, Cultura, Naturaleza) nació en el año 1999 como asociación para el estudio de la arqueología industrial y el patrimonio cultural y natural. Formada en Asturias por investigadores, estudiosos, técnicos, profesionales, estudiantes y ciudadanos de diferentes disciplinas académicas o antiguos trabajadores y aficionados vinculados al campo del patrimonio de la industrialización. En la actualidad están vinculados a la asociación personas e instituciones procedentes de diversos países del mundo.

Entre sus objetivos está el estudio, la conservación, la preservación y valorización del patrimonio en su interrelación e historia con las personas y el territorio.

Organiza las Jornadas Internacionales de Patrimonio Industrial inauguradas en el año 1999, que se celebran todos los años en Gijón, y que son una cita y referente internacional en el mundo del patrimonio industrial.  En las Jornadas de este año se ha presentado el libro Memoria del vino. Castilla-La Mancha.

La industria agroalimentaria.

La industria agroalimentaria, forma parte importante del patrimonio industrial. La elaboración de productos desde las materias primas de los diferentes cultivos ha generado una industria singular a lo largo de los tiempos. Una de ellas es la de la producción del vino que, en Castilla-La Mancha tiene una especial importancia y unas características singulares. La primera de ellas es la de la unión de esta actividad con el cultivo del viñedo y la presencia de un paisaje singular debido a la presencia de este en su territorio.

El 50% del viñedo mundial está en cinco países: España, China, Francia, Italia y Turquía con una producción mundial de unos 250 millones de hectolitros. En ese contexto, Castilla-La Mancha tiene una especial importancia cualitativa y cuantitativa. La mitad de la superficie de viñedo y cantidad de producción español se concentra en esta comunidad autónoma (en torno al 6,5% mundial de superficie de cultivo y cerca del 8% de la producción mundial de vino).

Castilla-La Mancha tiene 79.643 Kilómetros cuadrados y 2.049.147 habitantes. Un territorio de geografía plural y diversa con geologías de las diferentes eras con materiales y formaciones diferenciadas. Y sobre esa realidad, una cultura desarrollada a lo largo de veinte siglos en la que los cultivos de los viñedos y la producción del vino han sido esenciales en su conformación. Esa cultura del vino desarrollada sobre este amplio territorio ha generado un paisaje singular, el paisaje del vino de Castilla-la Mancha. Una realidad que forma parte esencial del patrimonio industrial agroalimentario que es parte fundamental de la economía y la actividad social en Castilla-La Mancha.

Y asociado a este cultivo han surgido industrias agroalimentarias de muy diferente tamaño y formato: bodegas familiares, cooperativas, bodegas industriales o bodegas modelo châteaux. Nueve denominaciones de origen y ocho denominaciones de pago dan cuenta de territorios diversos, paisajes y variedades diferentes e instalaciones.

En Castilla-La Mancha, existen 218 cooperativas y SAT y 369 bodegas que no funcionan como cooperativas, 16 destilerías de las 43 existentes en España y 23 empresas de concentración de mosto. Las 218 cooperativas de Castilla-La Mancha tienen un número medio de 325 socios lo cual da idea de su capacidad de representación.

Una instalación de sencillez y saber hacer.

La producción del vino requiere instalaciones de especial sencillez en el proceso conocido desde la antigüedad. Los estudios arqueológicos realizados en las últimas décadas especialmente nos van dando a conocer el rudimentario proceso utilizado en la antigüedad. Un proceso que se ha ido haciendo más complejo con los conocimientos técnicos actuales pero que mantiene en esencia un método de elaboración sencillo. Ello ha hecho que surjan instalaciones para la producción del vino en numerosas localidades desde las instalaciones familiares a las grandes producciones industriales. De esta manera en el espacio geográfico de Castilla-La Mancha, asociadas a las zonas de producción vitivinícola, han surgido instalaciones bodegueras en numerosas poblaciones. Grandes o pequeños centros de producción ocupan el espacio de las provincias de Albacete, Ciudad Real, Cuenca, Guadalajara en menor medida y Toledo.

Instalaciones plurales que han generado arquitecturas diferenciadas a lo largo de los siglos: cuevas, bodegas familiares con grandes muros y cubiertas aislantes, estructuras de madera, de hormigón y metálicas posteriormente. Modelos unidos a la actividad cooperativa, a la producción particular a las grandes industrias y, en los últimos años, la recuperación de la bodega situada en la finca del cultivo (chateaux).

Legalmente la actividad se controla y reconoce en su calidad con las denominaciones de origen que identifican espacios geográficos, variedades de uva y sistemas singulares de producción que cualifican el producto final. Todo ello genera un tejido productivo de especial interés que tiene peculiaridades en los diferentes territorios y escalas.

Un patrimonio vivo y con referentes históricos.

El patrimonio industrial ha tenido una gran rapidez de implantación en el territorio debido a la imagen de progreso que conllevaba su puesta en marcha, su aprovechamiento de recursos y creación de puestos de trabajo. Pero también ha tenido una rápida obsolescencia debido al rápido avance de la tecnología, a los cambios sociales y económicos. Y por ello muchas de las grandes instalaciones industriales de las primeras décadas del siglo XX son, hoy en día, ruinas industriales, espacios abandonados, conservados como reliquias del pasado, reconvertidos para nuevos usos, en la mayoría de los casos como museos o instalaciones culturales.

En Castilla-La Mancha, existen 218 cooperativas y SAT y 369 bodegas que no funcionan como cooperativas. Una singularidad de estas instalaciones es que una inmensa mayoría de estas sencillas instalaciones se ha renovado en sus sistemas de trabajo y continúan activas. Muchas bodegas de Castilla-La Mancha conservan los antiguos espacios: cuevas, salas de tinajas de barro u hormigón y han ido incorporando las nuevas tecnologías manteniendo su actividad productiva. Una convivencia de antiguas y nuevas instalaciones algunas conservadas simplemente como recuerdo del pasado y otras reconvertidas y reutilizadas.

Por todo ello, por la extensión del cultivo y la generación de un paisaje singular, por la importante cantidad de instalaciones existentes en nuestro territorio y por la conservación viva de un patrimonio histórico mantenido y renovado, la industria agroalimentaria del vino tiene una importancia singular. El libro Memoria del vino. Castilla-La Mancha quiere dar a conocer esta actividad como parte importante del patrimonio industrial español. INCUNA realiza una labor de divulgación del patrimonio industrial no sólo en España sino en otros muchos países, especialmente iberoamericanos. Por ello el libro puede ser un buen instrumento para dar a conocer en otros ámbitos este importante patrimonio industrial, parte de nuestra cultura, de nuestra actividad social y económica.

DIEGO PERIS SÁNCHEZ.