IH 27 LOS SILOS REHABILITADOS
LOS SILOS REHABILITADOS.
Los silos del Servicio Nacional de Agricultura emergen del conjunto urbano y definen un perfil singular, una imagen que caracteriza el territorio. Una imagen que se repite en numerosos lugares de nuestro país como recuerdo de un momento en el que el control de los cereales era tarea esencial del gobierno que quería asegurar la alimentación del país y regular sus precios. Si en la Edad Media fueron las torres de las iglesias, en los años posteriores a la guerra civil española, las grandes construcciones para el almacenamiento del trigo han definido el perfil urbano en muchos lugares. Su volumetría de grandes dimensiones, su altura, su aspecto cerrado y hermético, y sus colores claros establecen una referencia en el perfil urbano que compite con los grandes edificios religiosos o las torres de los edificios civiles. La imagen de muchas poblaciones de Castilla-La Mancha, desde la lejanía, tiene un perfil en el que los silos del Servicio Nacional de Agricultura tienen un papel importante. Castilla-la Mancha tiene un sector agrícola con un peso significativo en su economía que, aunque ha dado paso a un incremento de sectores como el industrial o el de servicios, sigue teniendo una importancia significativa. Y por ello los paisajes agrícolas tienen una influencia grande en todo el territorio de Castilla-La Mancha.
Servicio Nacional del Trigo.
El Servicio Nacional del Trigo se creó por Decreto Ley de Ordenación Triguera promulgado en Burgos en pleno Movimiento Nacional el 23 de agosto de 1937. El campo estaba en una situación de abandono importante. El trigo tenía un valor claramente menor de lo que costaba producirlo y el campo necesitaba un proceso de resurgimiento económico revalorizando los productos y dando un nivel de seguridad al labrador de que su trabajo tendría el rendimiento adecuado. En plena guerra, Franco pronunciaba el discurso: “La batalla del trigo, primera batalla de la retaguardia, tan importante o más que las que se libran en la vanguardia, la ganaré pasando por todo y por encima de todo”. La producción de cereales y su adecuada distribución eran tareas esenciales del gobierno.
Para garantizar la distribución del cereal y regular su reparto, se concedió al Servicio Nacional del Trigo la exclusiva de compra de todo el trigo producido y declarado disponible para la venta por los productores. Todos los años, el Servicio Nacional establecía los precios de compra del trigo a los productores y el precio de venta a los fabricantes de harina. Poco a poco se fueron subiendo los precios animando a los agricultores a incrementar las superficies cultivadas y mejorar la producción. Para garantizar el abastecimiento, en todo el territorio, se organizan comarcas trigueras en un total de 150. Y para ello, los edificios de almacenamiento son esenciales. En 1940, se convoca un concurso para la construcción de silos y graneros concurriendo, al mismo, arquitectos e ingenieros. En España había una escasa experiencia en este tipo de almacenamientos con casos aislados en Bilbao, Salamanca o Vigo. Otros modelos de menor entidad se utilizaban para almacenar el forraje resultado de un concurso del Ministerio de Agricultura de 1933.
La Red Nacional de Silos está integrada por silos y almacenes de recepción, silos de tránsito y reserva y silos de puerto. En 1954 la Red Nacional de silos tenía ya 427 silos y 631 graneros en toda España. En la provincia de Ciudad Real había ya construidos 7 silos y 7 graneros, en Toledo 10 silos y 8 graneros, en Albacete 3 silos y 8 graneros, en Guadalajara 1 silo y trece graneros y en Cuenca 9 silos y 6 graneros. Edificios con diferencias, pero con una cierta unidad en base a tipos que se repiten en numerosos lugares y que facilitan los proyectos y su ejecución que debe adecuarse al solar de cada edificación. En la actualidad, ya sin uso la mayor parte de ellos, existen en Castilla-La Mancha 129 silos y 74 graneros. Son elementos de arquitectura industrial vinculados a nuestra historia reciente concebidos como obras de ingeniería de interés singular y definidores de los paisajes urbanos.
El abandono al que están sometidos sólo logra deteriorarlos de forma acelerada si no se estudia una buena reutilización y rehabilitación. Es necesario un acuerdo entre las administraciones responsables de estas viejas instalaciones para acordar una buena utilización actual de los mismos. En 2011 el Ateneo de Almagro, dirigido entonces por Lola Cabezudo, organizaba una conferencia sobre el silo de la localidad. Hablamos de la red de silos en general y el arquitecto técnico, Fernando Peña, presentaba su proyecto de rehabilitación para usos teatrales del silo de la localidad. Una propuesta que tenía, sobre todo, el interés de hacer presente la reflexión sobre los nuevos usos de estos edificios.
Rehabilitar los silos.
Rehabilitar esta arquitectura industrial es valorarla en sí misma, entender que sus volumetrías, la sencillez de sus composiciones, la dimensión de estos elementos tanto exterior como interiormente tienen un singular atractivo. La rehabilitación comienza por valorar aquello sobre lo que se quiere trabajar y mantener, y que es apreciado por ello por la comunidad. Y por ello la primera reflexión debe venir por los usos que son compatibles con estas estructuras peculiares. Concebidos como almacenamiento de grano pueden ser espléndidos contenedores de almacenamiento de otros productos. Usos que sean compatibles con la realidad edificada y que mantengan en lo esencial su estructura y organización. Las naves auxiliares y los espacios superiores permiten espacios más accesibles a las personas y al trabajo cultural o de otra índole. Hay rehabilitaciones que han querido incluir en estos edificios usos que no son compatibles alterando radicalmente el edificio original. En otros casos se introducen nuevas arquitecturas que utilizan el edificio como pretexto con añadidos y alteraciones nada justificadas.
Hace unos meses se inauguraba la rehabilitación de una parte del silo de Almagro como espacio para los jóvenes. Una promesa electoral cumplida con recursos austeros y con una utilidad que tiene una buena convivencia con el edificio rehabilitado. Un buen ejemplo de cómo, con presupuestos ajustados, actuaciones sencillas y claridad en los objetivos a conseguir se pueden conseguir buenos resultados en estos edificios. Un edificio destinado a usos múltiples, localizado en una zona exterior al conjunto histórico La nave dispone de 500 metros cuadrados en la planta baja. La planta primera, se ha acondicionado como sala de ensayo totalmente equipada, aislada acústicamente. Otra sala sirve de almacén para los grupos que trabajan en el Silo. Nueva instalación eléctrica, de protección contra incendios e iluminación acondicionan el espacio para estas nuevas actividades. Aprovechamiento del Plan de Obras de la Diputación que ha permitido con aportaciones municipales abordar esta rehabilitación.
La altura de estos edificios los ha convertido en localizaciones excelentes para las antenas de telefonía y televisión que se van instalando en ellos en numerosos lugares. Usos que acondicionan partes de los grandes edificios que se mantienen vivos y poco a poco van renovando sus instalaciones y construcciones. Los paisajes de los silos requieren nuevos interiores, espacios imaginativos, usos sugerentes en su interior que mantengan, al menos con carácter ejemplar, en diferentes lugares, una arquitectura que ha marcado la imagen del territorio durante largos años.