IH 23 ALMADÉN Y LOS HORNOS PACIFIC

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ALMADÉN Y LOS HORNOS PACIFIC.

            Cuando uno termina el recorrido que el tren hace por las galerías de la mina en el Parque minero de Almadén desemboca en una zona llena de equipos, depósitos y maquinaria con aspecto abandonado que conforman el último sistema de explotación del cinabrio para la obtención del mercurio. Curiosamente nuestra visión del patrimonio sigue imbuida de un sentido temporal muy importante. Las minas de Almadén nos impresionan cuando nos dicen que fueron explotadas en época romana, o nos cuentan los problemas de la época de los Fúcares, o vemos los ingenios del siglo XVIII y las estructuras industriales de siglos pasados. Pero esa valoración parece volverse menos significativa cuando nos encontramos con realidades más cercanas temporalmente. Y por ello cuando los visitantes el Parque minero desembocan en la zona de los hornos Pacific los miran con la sensación de estar ante viejos objetos abandonados que todavía no han sido retirados para la chatarra.

Los hornos Pacific.

            Pero el conjunto de los hornos Pacific, una importante estructura industrial que ocupa la parte final del Parque minero de Almadén es una parte importante de la historia de este conjunto. El desarrollo del proyecto del Parque minero y las disponibilidades presupuestarias han dejado esta zona fuera de la necesaria rehabilitación para garantizar su conservación y mantenimiento.

            En 1991, se dejó de producir mercurio en Almadén. Después de 178 años de producción, la caída de los precios y la reducción drástica del volumen de venta llevan a esta situación. En esta época el trabajo se realizaba en los hornos Pacific que representan la última tecnología de producción introducida en el conjunto minero de Almadén. Desde las minas de Las Cuevas y El Entredicho llegaba un mineral que tenía un alto contenido en azufre y por ello las emisiones que se producían superaban los límites de emisión permitidos. En el año 2002 se tratarán las últimas cantidades de mineral de la mina y se agota el mineral de El Entredicho. Por ello para tratar el mineral de Las Cuevas se instaló una nueva planta de desulfuración de gases en el año 2002. Los residuos de sulfato e hidróxido cálcicos se iban acumulando en las proximidades de la planta metalúrgica. Al año siguiente, en julio de 2003 se paró definitivamente la producción.

            La instalación metalúrgica comenzaba su actividad con la trituración del mineral hasta un tamaño máximo de 25 mm y después una tostación a una temperatura máxima de 700º. El mineral se trituraba en la tolva de San Teodoro con diversos procedimientos mecánicos hasta que tenía la granulometría adecuada para llevarlo a los hornos. Los cuatro hornos Pacific realizaban la tostación de los minerales. Un sistema de soleras múltiples de ocho pisos, realizados con ladrillos refractarios en los que iba subiendo la temperatura del mineral hasta llegar a los 700 grados necesarios. El enfriamiento final de los gases producía la condensación del mercurio sobre las partículas de polvo formando una mezcla que posteriormente había que separar y limpiar.  En una mezcla con sosa caústica y sulfuro de sodio se lograba recuperar casi el 95% del mercurio limpio. Un sistema complejo que representa la última etapa de la producción de Almadén y que es, también, parte de la historia de sus instalaciones. Un sistema del que se hacen visibles los niveles de trabajo con elementos singulares de mayores dimensiones grandes cubiertas, cintas transportadoras, soportes de depósitos elevados, y conductos que comunican las diferentes partes de la instalación.

La ruina industrial.

            Este proceso de producción del mercurio ha dejado abandonadas unas grandes instalaciones que se ven al final de la visita a la mina como los restos del naufragio abandonados y que, día a día, se deterioran. Son partes importantes de la historia del proceso de producción unidos ya a una etapa final con usos distintos y tecnologías muy diferentes a las históricas que se pueden ver en el parque Minero.

            En su momento los colores de los distintos depósitos, tuberías y cubiertas establecían una lectura del funcionamiento del conjunto y daban idea de su mantenimiento y uso. Ahora los colores han desparecido y el óxido comienza a atacar las chapas de depósitos, cubiertas y estructuras del conjunto. Hay una primera labor a  realizar de simple limpieza y descontaminación de todos los elementos que quedan del conjunto.

            Y junto a ello una recuperación de la ruina industrial que en este caso no debe pretender más que mantener el elemento como la gran escultura abandonada, como el resto de una actividad paralizada, pero como algo que es posible explicar cómo funcionaba en otro momento. Un proyecto atractivo que debe completar la labor ya realizada en el conjunto del parque Minero. Un proyecto que tiene un entorno sensible que es la llegada desde la mina como recorrido final. En el proyecto inicial el tren recorría esta zona y completaba así la visita. Ahora es posible otra recuperación en una zona desde la que se hace visible por su cota de situación el antiguo Almacén del mercurio y los hornos de aludeles. Y junto a ello en esta parte final del conjunto minero la cercanía y visión de un entorno natural de una especial belleza. Un espacio que por sus mecanismos, sus dimensiones y su ubicación presenta unas posibilidades especialmente sugerentes en el proyecto de recuperación del mismo.

El entorno geográfico.

            Desde esta zona final de las instalaciones del conjunto de Almadén se hace más visible que en otros lugares la belleza del entorno natural. La elevación donde se sitúa la ermita en cuya espalda se localizan unas espléndidas pinturas rupestres nos adelanta la belleza que desde esa altura se puede contemplar. Esta era la zona final de la mina y la zona de las grandes escombreras cuya restauración medioambiental ha sido parte importante de la actuación en las minas de Almadén. Un proceso siempre difícil por la acumulación de materiales sin compactar en ocasiones, con contenidos desiguales que requieren procesos especiales para su consolidación y conversión en espacios en primer lugar sanos y en segundo lugar, a ser posibles, con valores paisajísticos. Esta zona tiene una visibilidad desde puntos elevados del entorno próximo y por ello era especialmente importante su recuperación.

            La restauración de esta zona como proyecto medioambiental ha funcionado de forma correcta y ha generado un remate al paisaje del conjunto minero y por ello también de la población de Almadén. Queda pendiente una pequeña actuación en los hornos Pacific que no debería considerarse como el elemento residual de un proceso sino como parte importante del conjunto. La declaración como patrimonio de la humanidad supone un reconocimiento y también un compromiso con el mantenimiento y restauración del conjunto. Esta última etapa de la producción merece, con un proyecto inteligente, una recuperación y conservación adecuadas.