IH 16 IMÁGENES DE LA INDUSTRIA Y EL TRABAJO

 

316 PINTURA TRABAJO GRANDE

IMÁGENES DEL TRABAJO Y DE LA INDUSTRIA.

 La pintura se acerca a la realidad social de cada momento y la recoge en sus temas de diferentes formas. El trabajo ha sido un tema tratado muy ocasionalmente por nuestros pintores y cuando aparece lo hace de forma un tanto edulcorada o rodeada de una cierta mitología.

 La visión clásica del trabajo.

 Cuando Velázquez presentaba, en su cuadro La Fragua de Vulcano, la imagen de un grupo de hombres trabajando en la fragua estaba representando un tema de la mitología clásica y el trabajo es el pretexto para su presentación. Es el momento en que Apolo le informa del adulterio de Venus con Marte. El motivo está tomado de Las metamorfosis de Ovidio y representa a Apolo, el dios Sol que todo lo ve, que revela a Vulcano el adulterio de Venus con Marte, del que él ha tenido conocimiento. El herrero Vulcano, esposo ofendido, al recibir la noticia, perdió a la vez  el dominio de sí y el trabajo que estaba realizando. Algunos autores señalan que tanto en este cuadro como en la Hilanderas hay una reivindicación del arte frente a los oficios mecánicos, de la actividad artesanal y el cuidado de las obras realizadas.

Cuando en 1875, Adolph Menzel realice su cuadro de La Fundición, ha cambiado radicalmente la visión social del tema, la realidad económica y la forma de acercarse al ámbito del trabajo. Una visión en la que el núcleo central del cuadro está ocupado por la fundición y el punto de luminosidad de los elementos que se están trabajando y un conjunto de personas que rodean todo el espacio de trabajo en diferentes actividades. Y todo ello en el espacio industrial de un ámbito construido que parece extenderse de forma inacabada en todas sus direcciones. Un cambio radical que pone de manifiesto la evolución que desde 1630 ha llevado a 1875. La revolución industrial ha producido cambios sustanciales en la sociedad y en la visión del trabajo y la industria.

Ya a finales del siglo XVIII y principios del XIX los valores de la ciencia y la industria van llegando a la sociedad, al poder político y por tanto a las representaciones de los artistas. Goya pintaba en un tondo circular la Alegoría de la industria en 1805 formando parte del conjunto de cuatro alegorías que   que decoraban una sala de espera de la residencia de Manuel Godoy. Dos mujeres jóvenes trabajando en las ruecas parecen más la imagen del trabajo artesanal que de la industria. La imagen podría ser de la Fábrica de Tapices de Santa Bárbara que ya había comenzado a introducir avances tecnológicos en la fabricación. Las imágenes de la Agricultura, el Comercio y la Ciencia (desaparecida) completaban esta visión del progreso del momento.

Los progresos de la industria.

Será  a mediados del siglo XIX cuando la pintura comience a recoger las diferentes actividades que está generando el progreso industrial y los avances tecnológicos del momento. El paisaje industrial como combinación de elementos naturales y tecnológicos con la presencia del hombre, en ocasiones, comienza a ser un tema que aparece en numerosos autores. Los grandes puertos marítimos o fluviales con las modernas embarcaciones son modelos recogidos por diferentes pintores. El ferrocarril será objeto de atención para diferentes artistas que envuelven sus pinturas en la humareda de los trenes junto a las modernas estaciones que van surgiendo por diferentes territorios. El tren en la nieve de Monet, de 1874, es una buena muestra de estos trabajos. Un paisaje nevado de un ámbito rural con las vallas de madera de las parcelas próximas, los árboles alineados en uno de sus lados y el tren avanzando humeante con algunas personas en sus lados y la imagen borrosa de la ciudad al fondo. Una representación de la convivencia romántica todavía presente en esta visión del desarrollo industrial de las comunicaciones. Unos años después, en 1877 realizará su cuadro sobre la Estación de Saint Lazare con el ferrocarril y la gran estructura metálica de la estación

Los nuevos molinos que ahora se desarrollan con las nuevas energías son motivos de atractivo para diferentes pintores de mediados o finales del siglo XIX. Duivenvoorden pintaba sus molinos a mediados de siglo y Van Gogh lo hacía en 1882 con su cuadro del Molino de hierro en la Haya. Una imagen de un espacio rural con el canal de agua en uno de sus lados, la barca y el campesino con su caballo junto al edificio del que sobresalen dos chimeneas humeantes y al fondo otra chimenea elevada humeante. Se establece ya la convivencia entre el espacio rural y los nuevos avances de una civilización que va trasformando trabajos agrícolas con nuevas tecnologías y una nueva imagen de la ciudad.

Un nuevo desarrollo industrial con una nueva visión

El final del siglo XIX trae cambios importantes en la visión de la industria desde la pintura y sus modos de representación. Un artista como Lionel Walden, nacido en Norwich, Connenticut, en 1861 que viajó a Paris y a finales de siglos se trasladó a vivir a Inglaterra, es una muestra especial de esta actividad. En Inglaterra realizó espléndidas pinturas del mundo industrial avanzado. Su visión del tren de noche de 1894 es ya la de una instalación ferroviaria compleja con diferentes vías, trazados y puntos de control. Pero sobre todo la vista de la acería de Cardif en Gales, con las chimeneas elevadas sobresaliendo del conjunto, es una muestra especial del proceso de industrialización inglés. Cardiff es todo un símbolo de la industrialización británica y a finales del XIX es un puerto muy activo en la exportación del carbón con los trenes que llevan grandes cantidades desde las ciudades mineras. En 1894 Walden presenta en el salón de Paris su cuadro Los muelles de Cardif. Whistler otro pintor de Nueva Inglaterra ya había trabajado sobre los paisajes industriales londinenses frente a una tradición que no consideraba estos temas como dignos de la pintura.

El cuadro de Walden reivindica el poder de la industria con un  cielo ocupado por tres chimeneas humeantes manifestando así el poder del hombre en esta trasformación de la industria que ha modificado el territorio. La fábrica con sus grandes chimeneas iluminadas en rojo sobresalen sobre el recorrido de los raíles del ferrocarril ofreciendo así una imagen de los avances industriales en su conjunto: los nuevos materiales representados por el acero, las nuevas energías del vapor y las nuevas comunicaciones ferroviarias.

Poco a poco, el trabajo y las transformaciones del paisaje que va introduciendo la industria van llegando a la representación de  la pintura dejando constancia, junto a la fotografía, de los cambios que se van produciendo en la sociedad y en la vida de las personas.