B9 EL DISEÑO DEL VINO (BODEGAS CLM 9)

400  vinos GRANDE

EL DISEÑO DEL VINO

Junto al proceso de desarrollo de la industria del vino, de los cambios en la tecnología de su producción se ha hecho necesario un esfuerzo en su comercialización, en acercar el producto a los consumidores. Durante años, las cooperativas han utilizado como imagen de marca sus referencias locales sean del santoral o de tradiciones locales. Ello suponía un acercamiento afectivo a sus clientes próximos pero una barrera importante en sus exportaciones y aproximaciones a clientes de otros lugares. Y en ese camino, especialmente en los últimos años, se ha hecho patente la necesidad de mejorar la imagen del producto, de hacerse presente en el mundo de la imagen, de la competencia y donde el diseño y presentación son elementos esenciales para su comercialización. En el caso del vino los avances en este campo se han producido por el diseño de  elementos sencillos como la botella, el etiquetado y las cajas o contenedores de las botellas.

Las botellas y sus etiquetas.

            La botella ha evolucionado en su forma, color y dimensiones. Hoy en día las botellas más usuales son las de 750 centímetros cúbicos de contenido. Y en ese contenedor se ha evolucionado en la proporción del mismo desde la botella tradicional introduciendo variaciones en sus proporciones y haciendo la botella más vertical y variando su forma. Hay, en las bodegas de Castilla-La Mancha, botellas de proporciones verticales con lados rectos o con los laterales ligeramente inclinados. El remate final del cuello se hace de forma continua o con ligero resalte que obliga a un cierre de la botella diferente, eliminando la cápsula de plomo.

            Junto a la forma y proporción, el color del vidrio, especialmente en el caso de los tintos ha ido evolucionando hacia colores más oscuros con un aspecto de color casi totalmente negro una vez rellena la misma. Se busca así una imagen nueva en el tamaño que cambia la imagen tradicional. Los cierres de las botellas, su coloración, materiales empleados y acabado, forman parte importante de la botella que llega al consumidor.

Y junto a ello, el tamaño y posición del etiquetado que supera el tamaño y proporciones tradicionales por un tamaño diferenciado en una doble dirección. En unos casos la etiqueta se hace de mayor tamaño ocupando casi todo el frente de la botella y en otros al contrario se reduce a una ligera franja horizontal en su parte superior que, en ocasiones se hace doble, con una franja inferior y otra superior. Se utilizan papeles de calidad y textura singulares, papeles que dan una imagen de calidad al producto que se presenta. Algo tan sencillo como el tamaño y proporciones de los elementos que se superponen a la botella crean una imagen singular cuando se hace con el cuidado y calidad necesarios.

            Junto a ello el diseño de la propia etiqueta es uno de los elementos que de forma más importante inciden en la imagen del producto final. Los vinos tradicionalmente utilizaban imágenes del lugar, del nombre de la propia bodega en composiciones clásicas y tradicionales con decoraciones y proporciones fijadas por el uso tradicional. La denominación del producto es parte importante de su comercialización, pensando en los consumidores locales y en las posibilidades de la exportación. Determinados nombres se hacen difíciles de entender fuera del contexto local. Con los nuevos diseños de las botellas ha surgido la posibilidad de crear una nueva imagen cambiando las proporciones de la etiqueta o etiquetas, dibujos, colores que contribuyen a ofrecer una nueva imagen del producto. El diseño de la nueva etiqueta incorpora elementos pictóricos, imágenes tratadas, diseños gráficos modernos que rompen, en alguna medida, con la imagen tradicional y conservadora del vino. El juego de colores fuertes trata de resaltar sobre los fondos oscuros de las botellas de tintos o sobre el color claro de los blancos.

            Convendría no olvidar, como en todo diseño, que el objetivo principal es hacer atractivo el contenido. Porque la excesiva presencia de elementos pictóricos o de referencias singulares convierte la botella en un elemento de confusión. Hay caminos de calidad que se han hecho presentes en diferentes bodegas. El uso de diseños minimalistas con elementos de gran sencillez pero que introducen una singularidad en el producto consigue buenos resultados. Los diseños gráficos elaborados, con un valor particular pueden ser elementos útiles cuando tienen una presencia acotada y mantienen el valor de la botella como elemento básico de valoración. Un mundo en el que los diseñadores gráficos, los diferentes artistas se van haciendo presentes para lograr un atractivo del producto. En este caso sigue siendo verdad aquello de en el medio está la virtud.

Cajas, envases y presentaciones.

            Los envases de las cajas se han  modificado y cuidado. La necesidad de embalar las botellas en cajas como sistema de protección se ha cuidado creando una imagen del producto desde este envoltorio. Cajas individuales para botellas con materiales singulares cuidando la textura y colores del cartón y los grafismos e impresiones de los mismos. Para las cajas de mayor volumen (6 o 12 botellas) se mantienen en parte los embalajes tradicionales de madera            que aunque resultan caros ofrecen una excelente protección y dan una imagen de producto cualificado que permite tratamientos diversos del material. Y junto a ello los embalajes de cartón reforzados y con los diseños gráficos adecuados.

            De esta manera se ha creado todo un referente externo del producto que trata de presentar la imagen de calidad de ese largo proceso que requiere el vino, desde el cultivo de la vid, la tecnología de las bodega, los tiempos de maduración y, en definitiva la imagen de un producto que requiere un largo y complejo proceso, de grandes atenciones y cuidados, de espacios y tiempos naturales y artificiales, de un trabajo en el que intervienen numerosos factores climáticos, edafológicos, tecnológicos y naturales para llegar al resultado final que se presenta.

            La imagen del vino tiene que presentar y ofrecer todo ello. Y por eso supera lo convencional del producto estrictamente industrial, más próximo a lo artesano y cuidado individualmente, como elemento singular y peculiar que ofrece algo diferente en cada una de las botellas. Y para ello, el diseño del producto debe ser tan cuidadoso y estricto como lo es el proceso de producción. Incorporar profesionales del mundo del diseño industrial y gráfico para lograr productos de calidad es imprescindible en un mundo de competencia tan importante. Los nombres, las presentaciones, los etiquetados, los embalajes y todo lo que acompaña a la presentación del producto es parte final de cómo hacemos llegar a los consumidores la imagen de calidad del vino. Son parte esencial del diseño del vino.