CR12 CIUDAD REAL 1992

346 PLAN 1988 ppalCR 1992.  Durante años, las corporaciones municipales se esforzaban por una ordenación de la ciudad tan sencilla como disponer de un Plan de Alienaciones. Es la pelea de cada corporación que no logra imponer la disciplina necesaria a los propietarios de los solares. Cada Corporación municipal define un plano que encarga a los técnicos municipales. En 1930 la Corporación encarga el plano a escala 1: 1000 con curvas de nivel al Arquitecto Municipal uno de los primeros documentos que trata de ordenar la ciudad.

Planeamiento del desarrollo y de la destrucción de la ciudad existente.

Con la aprobación de la primera Ley sobre régimen del Suelo y Ordenación Urbana de mayo de 1956 se produce un cambio importante en el diseño y gestión de la ciudad. Hay que planificar, ordenar y pensar previamente el crecimiento urbano. Y por ello, en 1962 se encarga al estudio del arquitecto Manuel López Mateos un primer plan que hacía ya extrañas previsiones de futuro. La ciudad, según el Plan de 1963 tendría 92.000 habitantes en 1975 debido al desarrollo industrial previsto para la misma. El Plan decía que había que dar un fuerte impulso exterior dirigido a un incremento de la industria, como único medio de creación de puestos de trabajo. El crecimiento del sector secundario, arrastraría a su vez al terciario por la necesidad de dotar a la población de los servicios precisos. Para ello se diseñaban dos grandes zonas de desarrollo industrial a ambos lados del ferrocarril que dotaría a las industrias de pequeños apartaderos ferroviarios propios. Son los años en los que se prohíbe edificar fuera de Rondas (1966) para potenciar el desarrollo interior de la ciudad, permitiendo construir en altura con aprovechamientos muy por encima de lo normal como ocurre en la plaza del Pilar. Sin embargo, poco después, en 1968 se modifica el destino del suelo de algunas zonas y se inicia el Plan Parcial del Polígono de la Granja. En 1973 se aprueba el Plan Parcial dentro de Rondas permitiendo alturas entre 5 y siete plantas con casos singulares para la plaza del Pilar y la de Cervantes. La autorización de mayores alturas viene acompañada de una obligación de ensanchar los viarios destruyendo los trazados de la ciudad especialmente en zonas históricas que aún conservaban una trama antigua como la Judería y la Morería. En diez años de planificación urbanística se había programado la destrucción del trazado histórico urbanístico de la ciudad en aras de la modernidad, la urbanización y la motorización. El planeamiento programaba la destrucción del palimsepto urbano y de la memoria del tiempo a la vez. Un mal comienzo para la planificación de la ciudad. En 1976 la nueva Ley del Suelo introduce conceptos hasta ahora no utilizados en nuestro país, programa la ordenación e iguala los beneficios del crecimiento planteando la recuperación de las plusvalías especulativas y obligando a la cesión de parte de los aprovechamientos para financiar el crecimiento de la ciudad. En ese mismo año se revisa el Plan General de 1963, trabajo que realizó el arquitecto Gabriel Riesco y se aprobó definitivamente en marzo de 1978. En 1984 se iniciaban los contactos para poner en marcha el polígono industrial de Larache.

El Plan de 1988.            

Con los ayuntamientos democráticos surgen situaciones muy diversas en cada municipio. En Ciudad Real, por suerte, la presencia de una alcaldía con una nueva mentalidad supone la voluntad de consenso, de diálogo continuo entre los diferentes grupos políticos y sobre todo con los ciudadanos. Y esa voluntad llega al planeamiento urbanístico. El Plan que firma el arquitecto municipal Rafael Humbert, es el Plan discutido una y otra vez en comisiones de trabajo entre políticos y técnicos. Es el Plan que se lleva a cada uno de los barrios de la ciudad, con una difícil participación, pero con la voluntad de hacerlo asequible a todos los vecinos. Es un plan de la pequeña escala, estudiado desde la cercanía de cada una de las calles de la ciudad que quiere reparar los daños de un urbanismo del desarrollo de más de veinte años previos. Es más el plan de la reparación de daños a la ciudad que de los planteamientos del desarrollismo. Acuerdos con el Ministerio de Defensa consiguen liberar 50.000 metros cuadrados y el edificio de la Casa de la Caridad para usos universitarios a la vez que permitir la construcción de viviendas de precio tasado. En los terrenos de RENFE ante la llegada del AVE y los cambios del trazado del ferrocarril a su llegada a la ciudad se abren nuevas perspectivas para el diseño de esa zona de la ciudad. Se elimina la barrera que suponía el trazado del ferrocarril en el Sur y se dispone de suelo para viviendas de precio tasado. Operaciones que suponen no sólo el planeamiento sino una capacidad de gestión dirigida por la alcaldía y el equipo de gobierno de la ciudad. Porque los planes demandan gestiones eficaces, que se adecuan a las nuevas demandas de los tiempos y que son capaces de llegar a acuerdos y poner en marcha proyectos que han supuesto cambios esenciales para la ciudad.

El Plan General de 1997.            

La ciudad incrementa su población y experimenta desarrollos importantes que hay que planificar y gestionar. Y para ello se constituyó la Gerencia Municipal de Urbanismo dirigida por Alejandro Moyano y se redactó un nuevo Plan, otra vez con unos niveles de participación de todos los grupos políticos de la máxima intensidad. Los grandes cambios que suponen la presencia de la Universidad, de la llegada del AVE y de la construcción del Hospital General quedan recogidos y articulados. Y un crecimiento urbano razonable que una gestión posterior desafortunada lleva a niveles innecesarios. Una escasa gestión, condicionada más por los intereses particulares que por las previsiones del propio Plan, introduce resultados negativos en el diseño de la ciudad. Si antes fue la destrucción ahora ha sido la especulación y el crecimiento por encima de toda lógica lo que ha destruido la ciudad y deteriorado su realidad urbana. Se amplían innecesariamente superficies de suelo residencial. La ciudad ha crecido, en esta segunda mitad del siglo XX, pasando de 35.793 habitantes en 1950 a 60.138 en 1990 que llegarán a 74.000 en el 2010. Un modelo de ciudad diferente de manera que las 132 hectáreas dentro de Rondas con densidades de 287 habitantes por hectárea se modifican sustancialmente con más de 800 hectáreas fuera de Rondas y una densidad de 40 habitantes hectárea.  Diecisiete años después del Plan General de 1997 seguimos sin tener una idea de la ciudad del futuro. Las propuestas presentadas sin la necesaria participación y con planteamientos fuera de toda escala es mejor que no prosperen de ninguna manera. Pero llega ya el tiempo de pensar la ciudad, de planificar su futuro de forma sostenible y acordada entre todos.