CR 8 LA CONSERVACION DEL TIEMPO

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LA CONSERVACIÓN DEL TIEMPO.

            Comenzado el nuevo año 2014 las referencias al calendario de la Cadena Ser nos permiten continuar nuestro recorrido por el tiempo pasado y la valoración que hemos realizado del mismo. Dos postales del mismo, la fachada y la imagen del antiguo Ayuntamiento de Ciudad Real nos siguen hablando de cambios y modificaciones.

 Arquitectura del tiempo y el lugar.

La arquitectura tiene necesariamente un tiempo y un lugar y cuando es buena sabe responder a las exigencias de los dos condicionantes. El antiguo Ayuntamiento de Ciudad Real es una de las imágenes que recoge el calendario. Cuando en 1860 se solicita al arquitecto provincial Cirilo Vara un presupuesto de las reparaciones necesarias en las Casas Consistoriales de la ciudad este elabora un estudio por valor de 2.158 reales además de los arreglos de los arcos y de la planta baja del pósito. Y en vista de ello se encarga un proyecto de nueva planta que se ubicaría en el lugar del antiguo pósito. Cirilo Vara proyectó un edificio historicista con decoraciones del gusto de la época, con una fachada simétrica que dejaba un paso bajo dos arcos a ambos laterales. Una torre central, con escalinatas en su planta baja en la zona central y el balcón de la Alcaldía presidiendo la planta primera. El alcalde de la ciudad Agustín Salido puso la primera piedra de las obras en enero de 1868 y de la construcción se encargaría el constructor Joaquín Casado. Las obras con un incremento de su coste del 14% se terminaban un año después y se recibían en enero de 1869.

Desde esa etapa inicial la plaza irá experimentando cambios muy diversos. Y cien años después de haberse construido el edificio municipal, en 1968, el edificio se declara en ruina. La Corporación municipal acuerda que se construya un nuevo edificio procurando que “mantenga el estilo castellano”, decía el acuerdo municipal. En 1970 obviando el concurso previsto se encarga el proyecto de nuevo ayuntamiento al arquitecto Fernando Higueras que proyecta un edificio en la línea de obras como el Centro del Patrimonio Histórico en Madrid. Un edificio que en 1975 estaba ya muy avanzado en su construcción y que quiere forzar el cambio de la plaza adecuándose a su estilo. Un edificio fuera de lugar por su escala, su relación con lo existente y sus condiciones urbanas y funcionales. Asplund decía que es más importante seguir el estilo del lugar que el del tiempo y el edificio de Higueras está fuera de lugar.

Patrimonio mantenido.

            Otra imagen del Colegio de la Ferroviaria con el acceso al Parque de Gasset nos habla de cambios y modificaciones de un acceso al conjunto del parque modificado en diferentes ocasiones con el muro realizado por el arquitecto Bendito y la escultura del alférez provisional a la última reforma con el cerramiento trasparente que deja ver el interior el parque desde su entrada. Y en su lateral como testigo de esos cambios el Colegio de la Ferroviaria modelo de la pervivencia y del abandono de los últimos años.

            La imagen de la calle Ruiz Morote nos muestra los cambios y las permanencias: el fondo de la iglesia de San Pedro como referente que permanece en la identificación de la ciudad, las viviendas del lateral izquierdo, el Grupo Francisco Franco, como modelo de actuación desde la Diputación provincial realizado en 1946. Un solar que la Diputación cedió al Ayuntamiento para Escuela Normal de Maestros en la época de la desamortización y que se encontraba junto a la iglesia cuyo convento en parte ocupaba.

Patrimonio rehabilitado.

            Las dos imágenes que nos hablan de recuperación del patrimonio de la ciudad son las que reproducen la fachada de la antigua Casa de la Caridad, después cuartel y ahora Rectorado de la Universidad de Castilla-La Mancha y la del conjunto de Alarcos. La imagen de la plazuela del Cuartel muestra el edificio del Cuartel de la Misericordia en uno de sus lados y la Casa de las Tahonas en su frente formando una unidad en ese espacio que en su otro frente se cerraba con el huerto de Medrano y en el lateral de la calle Toledo con solares, terrenos de labor y alguna casa baja. En este caso la finalización de su uso militar supuso una oportunidad, gestionada por el ayuntamiento, para recuperar el edificio y parte del terreno que posteriormente cedió a la Universidad.

            El edificio diseñado por Eugenio López Durango, rehabilitado, mantiene su estructura organizativa en torno a los dos grandes patios interiores, las galerías que recorren el conjunto a ambos lados del mismo y los espacios singulares más representativos. Una prueba de cómo es posible recuperar el patrimonio para nuevos usos cuando existe la voluntad de hacerlo. Los patios, la volumetría general del conjunto, el espacio de la iglesia, trasformado con el tiempo y ahora recuperado en su integridad para nuevos usos académicos y culturales consolidan una obra de atención a los necesitados, progresista en los tiempos en los que lo creó el cardenal Lorenzana. La nueva funcionalidad universitaria es un uso perfectamente compatible con el edificio que se conserva así como uno de los pocos referentes históricos de la arquitectura civil de la ciudad y que con su rehabilitación ha propiciado la recuperación y valoración de esta zona de la ciudad.

            La otra imagen con la que se cierra el conjunto de postales del calendario es la de la ermita de Alarcos. Alarcos tiene una larga historia en su realidad física y en su gestión que Antonio de Juan cuenta espléndidamente en su tesis doctoral recientemente presentada en la Universidad de Castilla-La Mancha. En las últimas décadas Alarcos no sólo es la ermita que reproduce la imagen sino es un conjunto arqueológico, una ciudad con toda su estructura defensiva. En los veinticinco últimos años se ha ido consolidando un proyecto cultural para un espacio que ha adquirido un valor especial como consecuencia del trabajo realizado. La ermita, el conjunto del yacimiento que poco a poco va quedando visible, las consolidaciones de elementos singulares del mismo, el paisaje circundante y las tareas de documentación científica y de divulgación van conformando un proyecto cultural de primera importancia. Un proyecto gestionado con diferentes fórmulas de planes de empleo, escuelas taller, parque arqueológico, que en definitiva trataban de buscar mecanismos que hacían posible el desarrollo del proyecto, su financiación y la consolidación del mismo.

            Ahora se ha paralizado todo y en dos años y medio apenas se ha planteado la gestión del conjunto como recurso turístico. Un proceso torpe y lento que define actuaciones menores para el yacimiento arqueológico. Pero la realidad es que el proyecto cultural ha quedado paralizado, las personas que durante años han trabajado y conocen su desarrollo han quedado apartadas del mismo. Un tiempo detenido para un proyecto que podría haber sido replanteado en tiempo de crisis seguramente, pero la realidad es el total abandono del mismo y un retroceso a la vieja postal de décadas pasadas con una gestión cultural totalmente negativa para nuestro patrimonio.