ARQ CR 8 LUIS MOYA Y EL AULARIO DE LOS MARIANISTAS EN CIUDAD REAL

Luis Moya nació en Madrid en 1904 y murió en esa misma ciudad en 1990. Era hijo de don Luis Moya e Idígoras y doña Esther Blanco Jaureguiberri de ascendencia vasca y mejicana con cinco hermanos, y en esa familia un protagonismo singular de su tío Juan Moya. Luis Moya admira y respeta la profesión de su padre: ingeniero de Caminos (también otros arquitectos e ingenieros en el entorno familiar), pero el enfoque que a la arquitectura da su tío Juan Moya e Idígoras, catedrático de Modelado y Diseño le atrae especialmente. Cursa el bachillerato en el colegio del Pilar, de los marianistas.

En el año 1921 ingresa en la Escuela de Arquitectura situada en la Calle de Toledo. Alumno brillante, obtendrá el título de Arquitecto en el año 1927 con profesores como Teodoro Anasagasti Algán, Antonio Flórez Urdapilleta, Vicente Lampérez Romea, Modesto López Otero, y Pedro Muguruza Otaño. Y entre sus compañeros, José Manuel Aizpurúa, Luis Martínez Feduchi y Joaquín Vaquero Palacios.

Actividad profesional.

Ya en los cursos finales colaboraba en el estudio de Pedro Muguruza. Luis Moya profundizará en el estudio del hormigón, bajo la influencia de su padre, uniendo la arquitectura a la ingeniería y concibió desde el principio sus obras como un compromiso con el entorno y la sociedad. Tras la Guerra Civil se consolida como uno de los arquitectos más prolíficos de la época. En 1943 ganaba junto a Huidobro el concurso para el proyecto del Monumento a los caídos que no se construirá. Construye el Museo de América en la Ciudad Universitaria de Madrid (1942) junto a Luis Martínez Feduchi y la iglesia de Santo Tomás; realiza en 1946 el gran proyecto de la Universidad Laboral de Gijón (1946-1957) y un año después la de Zamora. Proyecta la Parroquia de San Agustín entre 1945 y 1959.

  Obtiene por oposición, la Cátedra de Dibujo y Composición Elemental. Director de la Escuela de Arquitectura de Madrid entre 1963 y 1966, Académico de la Real Academia de Bellas Artes desde 1953. Ese mismo año es elegido académico numerario de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, ocupando la vacante producida tras el fallecimiento de su tío, Juan Moya Ydígoras.

 En 1951 se funda el Instituto de Estudios Madrileños, con protagonismo de Luis Moya Blanco en su principio, actividad que dejará cuando se traslade de Madrid a la Escuela de Arquitectura de Navarra donde impartirá Estética y Cursos de Doctorado.

Su vinculación con los marianistas.

La primera obra que realizan los marianistas en la finca que han adquirido en Carabanchel es la del edificio destinado a Escolasticado, centro de formación de los religiosos una vez terminado el Noviciado. En el artículo que publicaba la Revista Nacional de Arquitectura de 1945 firmado por Luis Moya se realiza un análisis detallado de la construcción del edificio. Un proyecto en el que el edificio clásico inicial se rodea con una U posterior en un diálogo respetuoso y enriquecedor. A partir de ese momento, numerosos proyectos en la finca de los marianistas. Realizará un proyecto para la editorial SM y un conjunto escolar en diferentes etapas que se completará con el edificio de la parroquia de santa María Madre de la Iglesia.

Como antiguo alumno de los Marianistas, realiza para ellos el Pabellón de Bachillerato del Colegio Nuestra Señora del Pilar de la Calle Castelló (1959-1961) y la moderna iglesia del Colegio Santa María del Pilar, en el número 3 de la Calle de los Reyes Magos.

El aulario del colegio marianista de Ciudad Real.

Luis Moya arquitecto imbuido del clasicismo y de la técnica constructiva va a renovar sus ideas y propuestas arquitectónicas cuando comienza a utilizar el hierro. Y realiza con esta solución estructural dos edificios para los marianistas: el Colegio Mayor Chaminade (1963) y el Aulario de los marianistas de Ciudad Real (1967-1968). En el Chaminade dos cuerpos diferenciados que se unen en el centro con la capilla y los servicios comunes de salas de reunión, zona de comedor y salón de actos. Un edificio nacido en el conjunto de la ciudad universitaria que ha acogido en sus años de existencia el paso de numerosos alumnos universitarios.

En Ciudad Real su propuesta es de la máxima radicalidad con un pabellón de planta rectangular que agrupa las aulas en línea con una fachada posterior y otra delantera por donde se realiza el acceso. Dos escaleras en sus puntos extremos dan acceso a la galería que recorre el conjunto del edificio y por la que se accede a las diferentes aulas. En tres alturas resuelve un programa amplio de numerosas aulas que, en el momento de su construcción, venían a completar las necesidades del colegio que todavía ocupaba una parte del edificio histórico del antiguo asilo. Las galerías protegidas por barandilla metálicas ligeras van dejando ver la fachada de las aulas con los accesos a cada una de ellas. Una geometría radical que encuentra su valor precisamente en la sobriedad de la solución y en la racionalidad de todos sus elementos.

El aulario y el Docomomo ibérico.

Docomomo (Documentation and Conservation of buildings, sites and neighbourhoods of the Modern Movement) se corresponde con una organización internacional creada en 1990 con objetivo de inventariar, divulgar y proteger el patrimonio arquitectónico del Movimiento Moderno.

La Fundación Docomomo Ibérico, coordina la consecución de esos objetivos en España. Desde el inicio de sus actividades, en 1993, Docomomo Ibérico ha llevado a cabo numerosas iniciativas de documentación y estudio del patrimonio moderno en España y Portugal. Diferentes edificios considerados significativos por su aportación a la historia del movimiento moderno van incorporándose a esta lista de bienes.

El propósito que dio origen a Docomomo fue estudiar y documentar la arquitectura del movimiento moderno con el fin de lograr su reconocimiento como parte de nuestra cultura del siglo XX, su protección patrimonial y conservación. Para ello es indispensable identificar qué edificios constituyen este patrimonio, conocer las circunstancias que les dieron origen, documentar los proyectos que las generaron y evaluar sus condiciones actuales. El resultado es un extenso registro que recoge la mejor arquitectura de la vinculada a la modernidad del siglo XX y que engloba, en la actualidad, 2.438 obras.

El hecho de que el Aulario de los Marianistas de Ciudad Real proyectado por Luis Moya se incorpore a este reconocimiento avala el interés de la obra y su aportación a la arquitectura escolar española. Una obra de uno de los arquitectos españoles con una extensa producción, de características muy diversas y que, en su última etapa, apuesta por una renovación total acompañada de su maestría constructiva.