CR 32 LA BIBLIOTECA PUBLICA DE CIUDAD REAL DE 1900

LA BIBLIOTECA DE CIUDAD REAL DE 1900. MANUEL TOLSADA GÓMEZ.

“La Bibliotecas constituyen verdaderas necesidades de la época presente que procuran satisfacer los pueblos civilizados, si aspiran a proseguir la senda del progreso, no perdonando sacrificio que redunde en su mayor incremento y desarrollo. Y no diré con Open que sean la primera institución de un país, ni que en ellas esté el porvenir de los literatos y de los hombres de ciencia, como asegura Curner; pero sí afirmo que las mismas, depósitos sagrados de la civilización, al conservar las conquistas que en el humano saber hicieron nuestros antepasados, juntamente con las verdades que cual precioso e inestimable legado recibieron ellos de sus predecesores, extienden y hacen partícipes de estos conocimientos al mayor número posible; son uno de los elementos de la instrucción del pueblo en nuestros días, acaso el que contribuye más eficazmente a la propagación de la Ciencia; el que por medio de la lectura desarrolla, perfecciona e imprime dirección a las energías morales, intelectuales y estéticas del hombre, descubriendo muchas veces en él tesoros enterrados en la ignorancia…

Decía el señor Subirá en una Memoria de este Instituto, al encomiar la importancia de la Biblioteca, y felicitarse de la asidua concurrencia de los escolares a la misma, que un Centro de enseñanza sin Biblioteca es como una fonda sin manjares, una máquina de vapor sin combustible, una cátedra experimental sin su correspondiente gabinete… Abrir una Biblioteca al servicio público, además de ser un medio poderoso para despertar dormidas inteligencias, avivar el deseo de aprender y reanimar la enseñanza de adultos, puede servir en estos momentos de general corrupción y gran decadencia moral, para modificar las costumbres aunque lenta y paulatinamente…”. Así empezaba el texto de la Memoria de la Biblioteca del Instituto de Ciudad Real, constituida en Biblioteca Pública Provincial en el acto de abrirse la misma al servicio público el 1 de octubre de 1900.

Manuel Tolsada Gómez.

La Memoria era leída por Manuel Tolsada Gómez, nacido en Albacete y que había realizado sus estudios de bachillerato en la misma localidad. En su biografía se dice que de niño formó parte de una compañía infantil de zarzuela.  Estudió Filosofía y Letras entre 1880 y 1884 en la Universidad Central. En ese momento era catedrático en la misma Marcelino Menéndez y Pelayo y como compañero de clase tuvo a Miguel de Unamuno. Al terminar sus estudios dio clases particulares en La Roda hasta que obtuvo plaza de archivero de la Diputación de Albacete. La Gaceta de Instrucción Pública de 5 de julio de 1890 da cuenta de haber conseguido por oposición la plaza de ayudante del cuerpo de Archiveros. En el examen estuvo apadrinado por Cánovas del Castillo y por el archivero del Archivo General de Alcalá, don Ramón Santa María y García.

 El 14 de julio de 1890 llegó a Ciudad Real donde permaneció hasta el 28 de mayo de 1929 por haber sido nombrado archivero de la Delegación de Hacienda como decía el Boletín Oficial de la provincia de Madrid de 25 de octubre de 1893. A la vez es nombrado también bibliotecario de la Biblioteca Provincial.

La primera Biblioteca Pública Provincial se ubicó en el instituto de segunda enseñanza que había recibido las obras procedentes de las desamortizaciones. El 10 de enero de 1896, tras décadas de espera, la biblioteca del instituto de segunda enseñanza, que había recibido las obras procedentes de las desamortizaciones, pasa a convertirse en la Biblioteca Pública Provincial. Manuel Tolsada Gómez fue el encargado de iniciar la actividad de la biblioteca como servicio público. En el acto de apertura pronunciaba su discurso revindicando la importancia de las bibliotecas. La Memoria de la Biblioteca del Instituto de Ciudad Real, leída en el acto de abrirse la misma al servicio público, de unas 25 páginas, puede ahora leerse en la Biblioteca Digital de Castilla-la Mancha.

La Biblioteca del Instituto de Ciudad Real.

La Biblioteca del Instituto de Ciudad Real, decía Manuel Tolsada, como casi todas las de su clase, tuvo por origen los volúmenes recogidos a la extinción de los conventos de nuestra provincia, colocados en un entresuelo de esta casa, de techo bajo y pocas luces, los cuales se ofreció a catalogar en 1860 el catedrático sustituto D. Román García Aguado; haciéndolo en borrador, en papeletas sueltas y en tres tomos encuadernados, de cuyos trabajos, a excepción de unos paquetes de aquellas, ninguno ha llegado a mi poder decía Tolsada. Posteriormente, en 1866, se construyó una estantería para colocar 1.000 volúmenes, mesas y sillas para el servicio público.

Y así continuó dejándose sentir la necesidad de un local adecuado y capaz para la Biblioteca, de continuo reclamado en las Memorias, hasta que en el año 1881 la Excma. Diputación provincial, con liberalidad y desprendimiento que le honran, acordó por gestiones del vice director D. Federico Galiano, tan solícito siempre por engrandecer nuestro Instituto, habilitar uno en la planta alta del edificio, el que ocupamos, para colocar en él la magnífica estantería construida a sus expensas; a cuya sala agregó otras dos, para despacho del bibliotecario una, y otra para mayor amplitud de la Dependencia, el entonces Director de la Casa D. Manuel Parrilla y García, las cuales han desaparecido hoy por exigencias de las nuevas obras en ella realizadas

Gracias al celo del maestro D. Maximino García Herraiz, bibliotecario en aquel momento, se abrió al público en el curso 1883-1884. La Biblioteca incorporará los volúmenes de la Sociedad para la instrucción de la clase obrera. En 1882 el Ministerio de Fomento dona una colección de obras por la influencia del diputado a Cortes don Luis del Rey. En 1888 se incluye la biblioteca en la lista del reparto semestral de libros que hacía el Ministerio como consecuencia de las gestiones de don José Ruiz Márquez ante el director general de Instrucción Pública don Emilio Nieto. Responsables de la biblioteca habían sido don Román García Aguado, don Espantaleón Carrillo, don Gervasio López de Medrano, don Genaro López, don Manuel Parrilla, don Maximino García Herraíz y don Maximiano de Régil que habían sido catedráticos del Instituto.

La Biblioteca Pública Provincial.

En 1886 la Biblioteca del Instituto pasa a ser Biblioteca Pública Provincial. Y Manuel Tolsada emprende una labor ejemplar de acondicionar el espacio, mejorar estanterías, mesas de trabajo y catalogación de los libros. En 1903 fue designado miembro correspondiente de la Academia de la Historia y miembro correspondiente de la Academia de Bellas Artes de San Fernando. Desde 1918 formó parte de la directiva del Ateneo Científico, Literario y Artístico de Ciudad Real, inaugurado en enero del mismo año. En 1919 fue nombrado presidente de la Comisión Provincial de Monumentos Históricos. Dos imágenes de la Biblioteca, una del Archivo general de la Administración de 1915 y otra publicada en Lanza en 1975 en un artículo de Isabel Pérez Varela junto a una fotografía de Manuel Tolsada que, aunque de mala calidad, son un buen testimonio de la época. En aquellos momentos la Biblioteca tenía dos horas de apertura al público. Era el comienzo de una institución esencial en la cultura de la ciudad. Una documentación que me facilita el Cuerpo de Bibliotecarios de Castilla-La Mancha y que comparto con todos por su especial interés para conocer la historia de una institución cultural esencial en la ciudad.