CR 3 CASTILLOS EN EL AIRE

El Museo Reina Sofía presentaba en sus salas, el pasado año, una exposición de Hans Haacke que presentaba la obra titulada Castillos en el aire. Una obra que decía el catálogo traslada los planes poco realistas, las falsas esperanzas y los proyectos irracionales del boom inmobiliario español de principios de la década pasada en el contexto del museo. Una presentación de un barrio del sudeste del Ensanche de Vallecas a las afueras de Madrid con estructuras de edificios a medio construir y una ciudad fantasma que se repite en muchos lugares de España. Los “elefantes blancos” cuyos costes de mantenimiento son insoportables o cuya inversión supera todo lo posible, conviven con solares abandonados, llenos de escombros, o excavaciones a medio realizar.

 Desarrollo urbanístico de las últimas décadas.

                El desarrollo urbanístico de los últimos años ha sido especialmente negativo en nuestro país. El crecimiento por encima de todas las necesidades realmente existentes ha generado diversos problemas que han incidido negativamente en muchos aspectos de nuestra vida. El primero de ellos ha sido el crecimiento por encima de toda estimación real de los precios de la edificación. La vivienda adquiere unos precios irreales que ahora el mercado, con graves problemas financieros va asumiendo poco a poco recuperando una valoración más próxima a la realidad. Un mercado que se convierte en lugar para especuladores de todo tipo, desde las grandes inmobiliarias, los inversores bancarios y numerosos pequeños inversores particulares. Todo un espacio artificial que va inflando los precios del suelo, de los materiales, de la mano de obra que interviene en el proceso y de los valores finales de los inmuebles. Una valoración artificial que en sus grandes números es una de las principales causas de la actual crisis económica que padecemos con las singulares peculiaridades de nuestro país.

                Junto a esa realidad se ha producido un efecto radicalmente negativo para los usuarios que necesitaban su vivienda. Muchos no pueden acceder a la adquisición de una vivienda dados los elevados precios que llegan a tener los inmuebles en el mercado. Comparar los precios de las viviendas construidas hace diez años con las que, de forma reducida, se realizan en la actualidad , es comparar precios con variaciones de tres a uno. Ello nos da idea del incremento artificial de esa burbuja repleta de ladrillos y especuladores. Junto a aquellos que no pudieron acceder a una vivienda están aquellos que asumieron riesgos excesivos en su adquisición comprometiendo porcentajes muy elevados de su renta para el pago de hipotecas o comprometiendo largos períodos de su vida para poder amortizar su pago. Las consecuencias de ello, en una casuística muy diversa, están en los desahucios que vemos cada día en nuestras ciudades y las situaciones de endeudamiento a la que han llegado muchas familias agudizadas con la actual crisis.

                Y junto a ello un tercer fenómeno que se produce en ese contexto y es el deterioro de nuestro paisaje urbano y natural en  numerosas ciudades. La Ley del Suelo propiciada por el Partido Popular que propiciaba que todo suelo es apto para construir como medida de impulso de la economía y de la libertad de los promotores, lleva a desastres urbanísticos y ecológicos en numerosos puntos de nuestra geografía que quedan como testimonios de nuestra total falta de sensibilidad y el descontrol que la administración debe ejercer sobre el proceso. Un proceso en el que particulares, grandes sociedades de inversiones y las propias administraciones han estado involucradas.

 El caso de Ciudad Real.

                El proceso analizado detalladamente en cada ciudad y en cada municipio tiene sus características singulares aunque con elementos comunes para todos ellos. En nuestra ciudad el crecimiento residencial, el incremento de los precios y el desarrollo urbano en estos últimos años ha seguido esa tendencia general del país. Los datos sobre el incremento del patrimonio residencial obtenido de diferentes fuentes (proyectos visados por los colegios profesionales, licencias concedidas, catastro…) nos indican un crecimiento que supera en dos o tres veces las necesidades reales de la población. Un crecimiento que ha venido acompañado del incremento de los precios de forma todavía mucho más disparatada con valores de venta por metro cuadrado que multiplicaban por tres o más los precios reales de construcción. Beneficio en el que participaban los propietarios del suelo que repercutían cantidades a veces similares al precio de la construcción por metro cuadrado y todo tipo de intermediarios que han tenido en la construcción un negocio millonario durante años.

                Y ello ha llevado a la construcción de edificios con una calidad media, en algunos casos muy bajos, por la presencia de promotores e inversores desconocedores del tema y deseosos de obtener beneficios máximos a cualquier precio. Y junto a ello a la conformación de zonas urbanas con un desarrollo rápido y acelerado que han dejado a medias sus equipamientos urbanísticos con infraestructuras deficientes, sin dotaciones públicas y con grandes vacíos que serán difíciles de completar en un plazo medio.

                Curiosos procesos sin responsables económicos de los mismos, sin técnicos que hayan asumido compromisos éticos con el proceso ni políticos que reconozcan ninguna responsabilidad en su desarrollo.

 Esqueletos y huecos.

                Las imágenes de espacios urbanos con estructuras inacabadas y abandonadas, las grandes excavaciones que han dejado la ciudad horadada en muchas zonas, ahora paralizadas y abandonadas como restos de un naufragio, son todo un símbolo de este proceso. Un símbolo que se hace presente en todas las ciudades, también en la nuestra, y que pone de manifiesto el fracaso de un proceso desproporcionado en sus dimensiones físicas y económicas.

                Un proceso que debe ser un referente para nuestro futuro. La construcción es un sector importante en nuestro país. Porque es necesaria para las nuevas demandas residenciales y de equipamiento. Porque genera una importante mano de obra especialmente en un sistema constructivo que todavía tiene mucho de artesanal en nuestro país y por ello la incidencia de la mano de obra es muy significativa. Y por ello también mueve una industria auxiliar que genera importantes recursos económicos y da trabajo a muchas personas.. Un sector especialmente importante en Castilla-La Mancha que, actualmente, sufre una crisis de magnitud importante y que debe plantear su recuperación. Pero una recuperación que tiene que hacerse con parámetros de sostenibilidad en cuanto que debe atender a las necesidades reales de la población con costes razonables. Sólo así será posible una recuperación real de un sector que se ha sobredimensionado al doble sus valores lógicos.

                Los esqueletos y los huecos son testigos de errores graves de nuestro pasado reciente, pero deben ser recordatorios para no volver a cometer esas mismas faltas y planificar un futuro urbanístico y del sector de la construcción equilibrado y sostenible.