CONCURSO INTERNACIONAL DE VIVIENDA PREFABRICADA 1949.

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CONCURSO INTERNACIONAL DE VIVIENDA PREFABRICADA.

            El problema de la vivienda ha sido siempre un problema esencial en la atención a las necesidades básicas de las personas y en la definición de la ciudad. Desde la revolución industrial el incremento notable de la población urbana plantea retos importantes para la construcción de viviendas. A ello se unen circunstancias sociales y económicas de cada momento. En Europa la situación de las guerras mundiales se une a la emigración a las grandes ciudades. En España, de forma similar, con tiempos diferentes, los problemas de la vivienda se producen como consecuencia de la emigración rural hacia los núcleos urbanos y con una especial problemática, después de la Guerra Civil con las destrucciones importantes de viviendas. El período que va de 1930 a 1960 supone una reflexión especial sobre las condiciones de la vivienda, su construcción y la gestión social y económica de su construcción.

            La Ley de Casas Baratas de 1911 y su Reglamento de 1922 no tuvieron incidencia en los problemas de vivienda suscitados con motivo de la emigración que se estaba produciendo en muchos lugares desde el campo a la ciudad. Un arquitecto español, Salvador Amós, que participó en el Congreso Internacional de Arquitectura, proponía soluciones al problema de la vivienda que hoy nos parecen evidentes. Limitar no sólo las superficies de las estancias y los programas de la vivienda, sino reducir sus alturas pasando de los tres metros o más, que eran lo habitual en ese momento a alturas de 2,60 o incluso e 2,40. Con ello se reducía el volumen construido y se mejoraban las condiciones del espacio. Un debate sobre las dimensiones y condiciones de la vivienda en el que arquitectos españoles como García Mercadal, Salvador Amós, Luis Lacasa y otros muchos intervenían, cuestionando la situación existente y planteando soluciones.

La vivienda entre 1940 y 1950.

            Al final de la Guerra civil se promulgó la Ley de viviendas protegidas que derogaba toda la legislación anterior creando el Instituto Nacional de la Vivienda –INV- dependiente del Ministerio de Organización y Acción Sindical. La nueva ley ya no habla de casa, sino de vivienda y las viviendas protegidas serán aquellas que tengan una renta reducida que pueda ser sufragada por las familias con menores recursos. La labor del INV es la de la gestión administrativa y financiera, pero la construcción la deben realizar las entidades y organismos estatales, oficiales y corporativos sin ánimo de lucro o aquellos que lo tengan, pero dediquen un porcentaje de las viviendas construidas a la renta reducida. El INV redacta el Plan General de la Vivienda, el primero de ellos de 1943 y un segundo que abarcará la década 1944-1954.

            A pesar de las difíciles condiciones de postguerra las preferencias de los presupuestos del Gobierno se centran en la economía agrícola y en el mantenimiento de unos presupuestos militares elevados. Y la vivienda sigue siendo un sector especialmente olvidado a pesar de las graves necesidades de la población.

            En 1944 surge la Ley de viviendas bonificables o viviendas de clase media que inicialmente se destinaron sólo al arrendamiento. Son viviendas sin ayuda directa del Estado, pero que tienen exenciones tributarias y préstamos de las Instituciones de Previsión y Ahorro. Es la época de la escasez de materiales y se establecen los sistemas de cupos preferentes de cemento hierro y cerámica. Las viviendas de clase media se destinaron, inicialmente, de forma exclusiva al arrendamiento y amparaba a las nuevas construcciones reanudaciones de obra y ampliaciones de edificios. La canalización de recursos y la gestión administrativa recaían en un organismo dependiente del Ministerio de Trabajo: la Junta Nacional del Paro. A cada vivienda, según grupo y categoría, se le fijaba una renta máxima mensual que iba de 200 a 500 pesetas en 1944 y de 240 a 600 pesetas en 1948.

            Concursos convocados por los Colegios de Arquitectos, reuniones internacionales, sesiones críticas de diferente nivel muestran la preocupación de la sociedad, de los técnicos por abordar el problema de la vivienda. Debates que por encima de las soluciones formales plantean el problema social de una necesidad básica de los ciudadanos. Reflexiones, ideas, que se confrontan y se suman y que tienen complejas concreciones políticas en esos años, pero que ponen de manifiesto la vitalidad de una reflexión necesaria y esencial para la ciudad.

El concurso de prefabricación convocado por Torroja.

            Sólo en 1949 los arquitectos de la OSH y del INV asumieron el debate sobre la reconstrucción que en esos momentos se planteaba en Europa, entendiendo que la única posibilidad de resolver el problema del déficit existente era aplicar la experiencia extranjera, diferenciar la problemática planteada en las viviendas para clase media (viviendas bonificadas) y definir unos modelos de vivienda mínima que supusieran retomar el debate racionalista esbozado en los años anteriores a la guerra. Un momento que supondrá el impulso que llegará en la década posterior. En 1946 Pedro de Almenar plantea la solución a los suburbios con la construcción de viviendas prefabricadas. Una reflexión que se inserta en la necesidad de normalizar la construcción y revisar los sistemas constructivos para poder levantar el importante número de viviendas que se necesitan.

            Informes de la Construcción, la revista del Instituto Eduardo Torroja publicaba diferentes artículos sobre la experiencia europea en la prefabricación. El grupo próximo a Torroja integrado por López Otero, Sánchez Arcas, Blanco Soler o Gaspar Blein apoyan esta propuesta y en 1949 se propone desde la revista un catálogo de soluciones constructivas para viviendas económicas analizando la organización y distribución de las mismas.

            En esta coyuntura, en abril de 1949, el Instituto Eduardo Torroja convocó un concurso de arquitectura para obtener un prototipo de vivienda prefabricada que se pudiera producir en serie hasta lograr la cifra de 50.000 al año. Un concurso cuyos resultados no conocíamos. La investigación en los archivos del Instituto Torroja ha localizado la documentación presentada por los concursantes. Ahora de la mano de la arquitecta Pepa Casinello y el Instituto Eduardo Torroja los resultados del concurso se presentan en la Escuela de Caminos de Ciudad Real. Una excelente oportunidad para entender la historia de la construcción de viviendas en España.  Soluciones de diferentes países que presentan un abanico sugerente de soluciones y mentalidades. 89 propuestas de 17 países diferentes como Alemania, España, francia, Suiza, Italia, Bélgica o Japón.

            Y una oportunidad para entender cómo el problema de la vivienda en sus vertientes de diseño, de financiación y de técnicas constructivas sigue siendo un reto a asumir en nuestra sociedad actual, olvidando las aberraciones de un proceso especulativo como el que hemos vivido, en nuestro país, en los últimos años.