CASTILLA- LA MANCHA EN EL SIGLO XVIII

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            El siglo XVIII en Castilla La Mancha se inicia con batallas como las de Almansa (1707) y la de Brihuega (1710) que representaron la consolidación política y militar de las aspiraciones del candidato francés al trono. Macanaz, el duque del Infantado, el conde de Valparaíso o el jesuita Juan de Cabrera están presentes en la vida política nacional como Hervás y Panduro lo está en la vida intelectual y religiosa. Un siglo rico en experiencias que el libro Castilla-La Mancha en el siglo XVIII viene a estudiar en profundidad.

La economía de Castilla-La Mancha en el antiguo régimen.

            La economía de Castilla-La Mancha no generó en el siglo XVI una base firme sobre la que sustentar una onda expansiva de larga duración. La crisis económica del siglo XVII vendrá marcada por el dispendio de la monarquía con su política de prestigio y guerra, las malas cosechas, el abandono de tierras de cultivo al mermar la población agraria, las epidemias y el ascenso de los precios. La llegada de los borbones en el siglo XVIII supuso la adopción de actuaciones que trataban de mejorar la política económica de los Austrias. En ese contexto Castilla-La Mancha tenía una de las economías más débiles.

            El sector agrario inicia el siglo con una agricultura subordinada a la ganadería y acabará con una situación a la inversa. La política industrial incluye políticas aduaneras, `presencia de técnicos extranjeros en determinados sectores, creación y mantenimiento de establecimientos centralizados y un conjunto de medidas de subvenciones y exenciones fiscales. Una renovación con un peso  importante del sector textil que llega a emplear más de 100.000 personas. Las actividades comerciales apenas tienen importancia en este siglo para Castilla-La Mancha. Así con numerosos datos e información Miguel Ángel Ramón Pardo analiza la economía de la región en este siglo.

La arquitectura del siglo XVIII en Castilla-La Mancha.

            El recorrido por la arquitectura del siglo XVIII lo realiza Adolfo de Mingo Lorente que conoce perfectamente los valores de este tiempo. Un siglo con cambios y aportaciones singulares que se recorren con sus manifestaciones construidas. El principio del siglo llega con la superación de la Guerra de la Sucesión, el desarrollo final del barroco y de los “pinares tan malformados”. Arquitectos como Sánchez Román que realiza el cerramiento exterior el Puente de Alcántara en Toledo y en Ciudad Real, los hermanos Alejandro y Tomás Núñez de la Barrera que intervienen en las iglesias de Miguelturra, La Solana y San Carlos del Valle.

            Los grandes arquitectos realizan obras en diferentes lugares de Castilla-La Mancha, como Teodoro Ardemans, Narciso Tomé que realiza el transparente de la catedral de Toledo, Churriguera que trabaja en la iglesia de Orgaz o Pedro Ribera que realiza la portada del monasterio de Uclés. Germán López Mejía realizó el retablo mayor del convento de San José en Malagón.

            Una de las aportaciones de este siglo y del estudio de esta publicación es la presencia de las construcciones industriales que se realizan por impulso real: las Reales Fábricas. La Fábrica de Armas de Toledo, la de salitre de Tembleque, la de paños de Guadalajara, la de latón de San Juan de Alcaraz, la de pólvora de Alameda de Cervera o las de azufre de Hellín. Obras civiles como el recinto ferial de Albacete, la Casa de las Torres de Tembleque o el palacio de los condes de Valparaíso en Almagro. Junto a ello las casas consistoriales como la de Cuenca proyectada por Jaime Bort, la de Peñas de San Pedro o la proyectada y no realizada para Alhambra. Los pósitos, casas tercias, rollos, picotas, conducciones de aguas y grandes obras hidráulicas como el canal del Gran Prior en Ciudad Real o el de María Cristina en Albacete. Edificios para baños como los de Trillo proyectado por Miguel Mateo Fandos, los de Solán de Cabras en Beteta o los de Fuensanta proyectado por Isidro González Velázquez. Listado sugerente de nuevas arquitecturas y nuevas formas de entender el proyecto ligado a actividades industriales y de la vida cotidiana. Proyectos a los que creo sería interesante añadir los de las salinas de Guadalajara y Cuenca.

            Momentos de divergencias entre los maestros locales y la Real Academia de San Fernando. Nombres como Ignacio Haan en Toledo o Mateo López en Cuenca son testigos de estas divergencias. Lorenzana elegirá como sucesor de Ventura Rodríguez a Eugenio López Durango que trabajará en la catedral y proyectará la casa de la caridad de Ciudad Real. Los prelados denominados en ocasiones “obispos albañiles” son impulsores de numerosos proyectos como la Puerta Llana de la catedral de Toledo o la Puerta del Mercado de la catedral de Sigüenza. Un recorrido que demuestra la riqueza de este momento histórico con puntuales pero importantes trazados urbanos. El estudio de Adolfo de Mingo merecerá publicaciones más extensas con la documentación gráfica que acompaña este significativo momento de la arquitectura de Castilla-La Mancha. Pero el texto actual es una buena muestra de la riqueza de aportaciones que este siglo tiene en nuestra comunidad.

Esbozo de una historia de la Literatura.

            Ángel Romera presenta un esbozo de la historia de la literatura en este momento que se inicia con el estudio de los grupos literarios (tertulias, academias, sociedades económicas, universidades) y mecenazgos. Lorenzo Hervás y Panduro realiza un esfuerzo enciclopedista que se plasma en su Idea dell’Universo. Las obras del dieciocho se recuperan de la mano de obispos como Lorenzana y los jesuitas expulsado de España reunidos  en Forli desarrollan su actividad desde allí.. Poesía  representada por figuras como Eugenio Gerardo Lobo, León de Arroyal y Alcázar y Cándido María Trigueros. El teatro vive momentos difíciles de control y de pobres infraestructuras para su representación. Momentos en los que no había prensa en la región, pero sí periodistas.            Melchor de Macanaz han sido considerados como el padre de la ilustración y Lorenzo Hervás y Panduro escribió casi 130 obras, 6 de ellas acabadas y completas mientras que Wenceslao Argumosa escribió Los cinco días memorables de Madrid. Se recorre así de forma detallada y con una información especialmente interesante la realidad literaria de Castilla-La Mancha en este momento, poco conocido de nuestra literatura.

Apéndices y textos.

            Alfonso González Calero realiza dos apartados especialmente atractivos: Biografías de personajes del momento y una cronología que será especialmente útil para los estudiosos de este momento histórico.

            El libro finaliza con dos textos especialmente atractivos el de Viera y Clavijo con su Viaje a la Mancha y el de Tomás de Iriarte con su Viaje a la Alcarria. El del Viera y Clavijo, ilustrado canario, es especialmente sugerente y divertido en sus descripciones. Su llegada a Valdepeñas conjuga la ironía de las descripciones con información detallada de infraestructuras de la población. Una suma de elementos que hacen del libro Castilla-La Mancha en el siglo XVIII un volumen especialmente atractivo y útil desde perspectivas plurales y diversas.

DIEGO PERIS SÁNCHEZ