C5 PARIS LA CIUDAD DE LOS SÍMBOLOS Y LA CULTURA

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PARÍS: LA CIUDAD DE LOS SÍMBOLOS Y LA CULTURA.

Paris para muchas personas es la ciudad de los símbolos. Y esa imagen se ha creado sobre bases sólidas de una oferta cultural, de actividades sociales, comerciales, culinarias y de todo tipo que hace que cada uno pueda identificarse con aspectos singulares de la misma. Elementos físicos son a veces estos referentes tópicos que se asocian a la realidad urbana de una ciudad de dos millones doscientos mil    habitantes. La Torre Eifel es todo un símbolo de las imágenes de la ciudad creadas en momentos determinados que permanecen con el paso del tiempo. Un edificio construido para la exposición universal que generó en su momento polémica y críticas satíricas y que ha permanecido como uno de los iconos de la ciudad y muestra de los progresos de la ingeniería del hierro.

Cuando se planteó la renovación del museo del Louvre con la construcción de la pirámide de Pei, en 1988, en una zona central para generar un nuevo acceso con un gran vestíbulo enterrado no suscitó grandes entusiasmos. En este caso, el paso del tiempo ha jugado a favor de la obra y su calidad técnica de ejecución y el funcionamiento práctico del nuevo distribuidor cumple perfectamente los objetivos del proyecto. Un acceso contemporáneo a uno de los museos europeos más importantes con secciones espectaculares como las del arte egipcio por ejemplo, el arte islámico o a obras singulares de la pintura y la escultura.

La cultura como motor de la ciudad. 

En estas renovaciones culturales París ha sabido reinventarse de forma continua en sus contenidos. La rehabilitación del Quai d’Orsay que, en su musealización, realizó Gae Aulenti en 1977 y las colecciones de su interior supusieron en su momento una apuesta singular por la rehabilitación de un interior ferroviario con una concepción museística muy atrevida. Obras que van desde principios del siglo XIX hasta los años 30 del siglo XX en una antigua estación. Pero probablemente en esos años la actuación más rompedora fue la realizada por Piano y Rogers en el Centro Pompidour. En la zona de les Halles, en un contexto histórico sitúan un gran mecanismo que exhibe en su exterior todas las instalaciones y un sistema estructural sofisticado que permite dejar libres las grandes plantas interiores de espacios que se han ido adaptando a las necesidades e cada momento. Una infraestructura que en su funcionamiento absorbía un elevado porcentaje del Ministerio de Cultura francés pero que generó una intensa actividad en el centro de la ciudad. Vista con el paso del tiempo parece tener un envejecimiento difícil aunque conserva su intensa actividad y su utilidad funcional después de su reinauguración en el año 2000. Después llegaría la apuesta de La Villete, esa zona externa de la ciudad en el sur cerca de Saint Denis donde se crea un gran Museo de la Ciencia, los pequeños edificios rojos en un contexto ajardinado diseñado por Bernard Tschumi y el gran edificio del antiguo matadero, rehabilitado que acoge un conjunto de equipamientos culturales, especialmente relacionados con la música,  amplios y diversos.

La última aportación está en el Quai de Branly, cerca de la torre Eifel un edificio construido por el arquitecto  Jean Nouvel al que en España conocemos por su ampliación del Reina Sofía. Un edificio complejo que se separa de la calle con una gran pantalla de cristal soportada por una estructura metálica a través de la cual se hace visible la torre Eifel. Un antiguo edificio rehabilitado con una fachada vegetal que recubre todos sus elementos excepto los huecos de ventanas. Y al fondo el gran volumen de piezas revestidas de alucobond que va creando la imagen externa del conjunto. En el interior la convivencia de las culturas africanas, americanas y asiáticas. Una nueva aportación a la cultura de la ciudad con un repertorio formal de elementos actuales en su fachada exterior.

Un conjunto de proyectos culturales promovidos en muchas ocasiones desde la presidencia de la República con la voluntad de reactivar la vida cultural del país y que convierten a Paris en un centro de atractivos singulares por sus ofertas diversas, por su arquitectura cualificada y por la dinámica que se mantiene en esos centros a lo largo de los años. Edificios como el Instituto del Mundo árabe de Nouvel o la Gran Biblioteca con sus cuatro torres en forma de libro son aportaciones de la cultura oficial que conviven con la vida de los cafés, de las pequeñas plazas y de los círculos literarios o filosóficos. Los grandes proyectos de la quinta república han supuesto una trasformación esencial de la ciudad.

El urbanismo de los poderes.

            París ha ido creciendo al ritmo de grandes operaciones urbanísticas que han trasformado su imagen y su estructura urbana. El crecimiento radiocéntrico de su estructura nos muestra los anillos de crecimiento en diferentes momentos. Dos ejemplos significativos en esta evolución son la renovación propiciada por Hausmann a mediados del siglo XIX y las últimas actuaciones en la zona de la Defense. La isla de la Ciudad y la de San Luis tienen trazados clásicos con sus edificios uniformes de mediados del siglo XVII y calles con trazados regulares. Pero la gran idea trasformadora surge con la construcción de la Avenida de los Campos Elíseos que comunica el Louvre y la Defensa. Un viario que Haussmann, mezclando conceptos de urbanismo avanzado, una voluntad militar de control de la ciudad y una visión económica peculiar puso en marcha, renovando la imagen y la concepción de la ciudad con 140 metros de ancho. Un trazado que permanece como una de las grandes imágenes de la ciudad.

La aportación del urbanismo reciente se intenta realizar en la Defense. El proyecto inicial de la ordenación de la zona es el Gran Arco, diseñado por un arquitecto danés desconocido hasta ese momento, Johan Otto Spreckelsen que diseñó ese gran arco, vacío en su interior, que sirve de remate visual al eje viario. Posteriormente se plantea la ordenación de la zona con el complejo del Coeur de la Defense que, en mi opinión, es un ejemplo del fracaso urbanístico de estas mega estructuras de oficinas, torres y espacios terciarios mezclados con zonas comerciales.

En París se conjugan la realidad física y la vida de sus ciudadanos. Una ciudad repleta de elementos y referencias en su trazado, Iglesias, su catedral de Notre Dame, edificios civiles, museos, edificios residenciales controlados con voluntad de unidad desde lo público que definen un urbanismo singular atravesado por el río Sena. Un espacio lleno de posibilidades, del que apenas hemos esbozado algunos elementos puntuales y que demuestra por ello su riqueza arquitectónica y urbanística. Pero sobre todo una ciudad donde es posible la vida y la actividad ciudadana en todos sus aspectos: culturales, sociales, políticos… Y por ello una ciudad llena de atractivos para los que quieren acercarse a ella superando los tópicos de los que ninguna ciudad se libera, pero descubriendo, por encima de ellos la rica realidad urbana de sus espacios, su cultura y sus gentes.

            DIEGO PERIS SÁNCHEZ.