ARTE EN ESPAÑA 2. 1973-1992

425 EL ABRAZO

ARTE EN ESPAÑA 2 (1973- 1992).

            La década de los años setenta estuvo protagonizada por una violencia ideológica extrema, en lo militar, en lo político y en lo económico. El 20 de diciembre de 1973 un atentado de ETA acabó en Madrid con la vida del presidente del gobierno Luis Carrero Blanco y el 20 de noviembre de 1975 murió Franco. En 1977 se celebraron las primeras elecciones generales desde la Guerra Civil. La política cultural de los gobiernos de la transición asume una parte de los argumentos y programas culturales no solo del tardofranquismo sino también de los años cincuenta. El Ministerio de Cultura y Bienestar se creó de nueva planta en 1977 con una voluntad expresa de servir de herramienta para democratizar el país. Luis González Robles supremo comisario del arte moderno durante el franquismo fue también el comisario del Pabellón Español de la Bienal de Venecia en 1982 y 1984 bajo mandato socialista.

            Transiciones y transacciones (1973-1982).

            Durante los años ochenta, la política cultural española identificará el arte moderno como el espacio donde proyectar la expresividad social ya recuperada. En 1976 Juan Genovés había pintado El Abrazo como manifiesto de la Junta Democrática para pedir la amnistía de los presos políticos. La nota del Ministerio, redactada por el historiador franquista Ricardo de la Cierva adscrito a UCD, decía que El abrazo suponía el símbolo de nuestra transición hacia la democracia y el ferviente anhelo de la reconciliación definitiva entre las que Antonio Machado denominó las “dos Españas”. Ahora, como fondo de ruedas de prensa en el Congreso de los Diputados, aparece como nuevo símbolo. En 1979 se pusieron en marcha el Centro de Promoción de las Artes Plásticas, dirigido por Antonio Fernández Alba, y el Consejo Superior de Cultura. Con el gobierno de UCD, el ministro de Cultura, Pio Cabanillas, proponía la acción cultural basada en la confluencia de la cultura ilustrada pero expandida hacia una democracia cultural masiva, plural e integradora.

            Otro de los hitos en la recuperación de la recuperación del patrimonio artístico del siglo XX fue la llegada del Guernica a Madrid en 1981. En principio se instaló en el Casón del Buen Retiro protegido por un cristal blindado y defendido por un guardia civil metralleta en mano. Tusell hablaba con esta llegada del “final de la transición” y poco después la ministra Carmen Alborch decidió retirar el cristal. Este proceso de institucionalización convive, sin embargo, con un despertar de la esfera contracultural. Momentos de la movida y de la “sedición gráfica” como se ha denominado por algunos el arte gráfico del momento. La movida madrileña se desarrolla en campos diversos como la música, la fotografía, la producción gráfica y las artes plásticas. Consecuencia de ello será la ampliación de la atención social hacia la cultura artística y en definitiva ese proceso que se ha denominado estetización de la cultura.

            Junto  a la explosión de las manifestaciones contraculturales, la década se verá marcada por el auge del arte conceptual y la experimentación artística, intervenciones ambientales, trabajos en la naturaleza y arte procesual. Son los momentos también del desarrollo del videoarte si bien algunos críticos abogan por la vuelta al oficio de la pintura. En 1975 la Bienal de Venecia encargó a un grupo integrado por Tapies, Saura, Bohigas, Ibarrola, Tomas Llorens, Alberto Corazón, Enric Solbes, Manolo Valdés y Valeriano Bozal una exposición para mostrar la vanguardia española desde 1936 y su relación con el poder político. La muestra preparada irritó al gobierno, suscitó numerosas críticas y el tema se planteó en los cursos de la Menéndez Pelayo. Juan Antonio Ramírez comentaba que el resultado de este debate fue que el clima cultural español se volvió irrespirable para todas las formas de arte político y conceptual.

            Con la llegada de los socialistas al gobierno central se darán toda una serie de pasos para cumplir con las demandas de críticos y artistas. De hecho, muchos de aquellos protagonistas dirigirán las instituciones artísticas en los años ochenta y noventa. Juan Manuel Bonet será el director del Museo Reina Sofía, Calvo Serraller será el gran comisario de diversas exposiciones y Juana de Aizpuru creará ARCO.

Quimeras y resistencias (1982-1992).

            En términos generales, las décadas de 1980 y 1990 se articularon en torno a dos ejes, en gran medida dependientes el uno del otro: el establecimiento definitivo de las recetas neoliberales cada vez más globalizadas y el desmoronamiento del bloque soviético. EL PSOE gobernó con mayoría absoluta parlamentaria entre 1982 y 1993 y en 1986 se firmó la adhesión de España a la Comunidad Económica Europea. El PSOE comenzó adoptando el modelo socialista francés del “Estado cultural” considerando la cultura como una herramienta para consolidar la cohesión social y entre 1983 y 1986 el primer gobierno socialista aumentó un 60% el presupuesto de cultura. Es el momento del nacimiento de tres grandes instituciones artísticas: PEACE (Programa Estatal de Acción Cultural en el Extranjero), ARCO (Feria de Arte Contemporáneo) y el CARS (Centro Nacional Reina Sofia de Madrid).

            En 1984 el PEACE organizó la exposición Arte Español Actual en la que estaban presentes Barceló, Broto, Campano, Civera, Pérez Villalta y Sicilia entre otros. Las galerías cobran fuerzan y en algunas exposiciones internacionales como la Bienal de Venecia de 1986 surgirán las tensiones sobre los seleccionados y las galerías a las que pertenecían. El ministro Solana empieza a hablar de industrias culturales y comienzan a proliferar los museos de arte moderno y contemporáneo. El número y tamaño de los museos y centros de arte moderno en España a partir de los años ochenta no tiene equivalente en otros países y la construcción de los siete primeros museos de arte contemporáneo superaba la inversión de 234 millones de euros. En 2012 existen en España 126 centros y colecciones museográficas de arte contemporáneo. Según el Anuario Estadístico del Ministerio de Cultura, por comunidades, Andalucía tenía 20 de estos centros y Castilla-La Mancha 16.

            Los procesos producidos en estos momentos se englobarán con el nombre de postmodernidad. Lyotard, Baudillard, Vatimo y otros filósofos realizan acercamientos a este concepto. Tomás Llorens decía: La postmodernidad es la expresión artística de una voluntad deliberadamente política que preside lo que ha sido el proceso de la transición basado precisamente en esa voluntad de olvidar políticamente. El discurso postmoderno fomentará una exploración de los fragmentos procedentes de la explosión de los grandes relatos modernos. Y en los noventa el elemento a deconstruir fue el gran discurso espectacular cultivado en la España de la transición. Casi todos los medios técnicos encontraron puntos de fusión. Y comienzan a hacerse presentes actividades que engloban la `pintura, la escultura, el video, la fotografía, la instalación. Escultores como Badiola, Irazu, Bados, Catania, Espaliú, Susana Solano o Jaume Plensa rompen estos límites. Los nuevos medios digitales ofrecerán a los artistas vías de exploración conceptual a la vez que posibilidades técnicas como harán Canogar, García Andújar y otros.

            Dos décadas que suponen cambios esenciales en España en su situación política, en sus estructuras administrativas que tienen su proyección en el ámbito cultural, en las nuevas concepciones y en una evolución singular e intensa del arte que modifica sustancialmente planteamientos de otros momentos.