ARQ CR3 FERNANDO HIGUERAS
FERNANDO HIGUERAS: AYUNTAMIENTO Y MUSEO.
La revista Nueva Forma publicaba en 1969 un número doble (46-47) dedicado a los arquitectos Fernando Higueras y Antonio Miró. Se abría con un dibujo de Higueras realizado por Vázquez Díaz en 1963 dedicado con amistad y admiración y una serie de dibujos de Higueras de los años cincuenta, de paisajes. Y, en esa curiosa y sugerente combinación que la revista Nueva Forma hacía de arquitectura y literatura fotografías de proyectos y textos de El ciudadano Iscariote Reclús de Cela acompañando el proyecto fin de carrera de capilla funeraria en un cementerio militar, de 1950.
Las viviendas unifamiliares.
Diferentes viviendas de artistas como la de1959 para Cesar Manrique y la de 1962, casa Lucio en Torrelodones. Junto a la casa Lucio el texto de Nuevas Escenas Matritenses: “Esta es la poesía moderna, amigo mío, para que usted se vaya enterando que ya va siendo hora: poesía libre, desligada de los corsés que la inmovilizan y le quitan la respiración y el espontáneo fluir; poesía arrítmica, esto es sin ritmo”. A continuación, la Casa Villaseñor con fotografías de su construcción y la Casa Santonja de 1964-65. De 1965 es la casa y estudio para el escultor Pablo Serrano y la pintora Juana Francés y de ese mismo año la casa para Andrés Segovia. De 1968 es la casa para Armando Moreno y Nuria Espert
En otro orden de cosas muy diferente proyectó en 1963 la Unidad vecinal de absorción de Hortaleza con Cabrera, Crespo, Espinosa, Miró y Weber.
Las escuelas y liceos.
En 1967 presenta un proyecto de Concurso de Escuelas y en 1966 el proyecto de Liceo Internacional Tashara en Málaga. El proyecto iba acompañado de una carta que Eusebio Sempere dirigía a Higueras. En 1960 había proyectado y construido un Colegio en Aravaca con Antonio Miró y el ingeniero J.A. Fernández Ordoñez. Las maquetas de las estructuras del gimnasio empiezan a utilizar las formas que repetirá posteriormente en muchos de sus edificios.
En enero de 1970 la revista recogía la documentación del Concurso de Universidades Autónomas de Bilbao y Barcelona y entre los concursantes estaba Fernando Higueras con su propuesta para el campus de Bilbao. Ese mismo año el número 49 de febrero volvía a estar dedicado a Fernando Higueras y Antonio Miró. En este caso el dibujo de Fernando Higueras de las primeras páginas era de Manuel López Villaseñor y comenzaba con su obra para la Unión Previsora SA de 1960 realizado junto a Fernández Ordóñez. Ese mismo equipo realizaba una propuesta de proyecto para la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos. Y de nuevo los textos de Cela: “Al lenguaje hay que actualizarlo; si no, no sirve más que para echar discursos de las tres clases: político-patrióticos, laboral-económicos y de juegos florales, que son muy aburridos siempre y, además muy cardíacos (en el primer caso), muy paritarios (en el segundo caso) y muy bardajiflautas (en el tercer caso)”.
Edificios de oficinas y equipamientos.
En el proyecto de edificio de oficinas en el Paseo del Prado, las estructuras ligeras se asoman a la fachada alternando con la vegetación. De 1968 son las excelentes viviendas de Madrid en la glorieta de Bilbao y de 1967 el proyecto para el concurso del Teatro principal de Burgos con el que gana el primer premio con imágenes desde el Paseo del Espolón que, con diferente escala, nos podrían resultar familiares en Ciudad Real.
De 1960 es su proyecto de residencia para artistas en el monte del Pardo y de 1961 el proyecto de edificio para Restauraciones Artísticas que ganó el Premio Nacional de Arquitectura. Un proyecto que iniciaba la serie de proyectos de planta circular como el Pabellón de España en Nueva York de 1963 o el anteproyecto para el teatro de la Opera de Madrid de 1964 y el anteproyecto de Palacio de Exposiciones y Congresos de ese mismo año. El edificio del Centro de Restauraciones de Madrid (llamado la Corona de Espinas) se terminaría varios años después como una de las obras ejemplares y más interesantes de Fernando Higueras.
La obra en Ciudad Real
Su amistad con Manuel López Villaseñor tiene mucho que ver con el proyecto que Higueras realizó para el Ayuntamiento de Ciudad Real. Un proyecto que, en su forma, sigue esquemas y composiciones de proyectos anteriores, realizado con una estructura que tiene un protagonismo esencial y una cuidadosa ejecución de la obra realizada con hormigón visto blanco. Pero un edificio planteado en un lugar equivocado sin tener en cuenta lo existente previamente que quiere actualizar con su obra pero que se queda en una manifestación exótica perdida en el espacio y el tiempo. En el momento de su construcción un intenso debate sobre el lugar y la conveniencia de situar la obra renovando la imagen de la plaza. Un debate documentado y sobre el que se han escrito diferentes opiniones y consideraciones en otros momentos.
El proyecto, que tiene una composición pensada de forma detallada habría tenido mejor fortuna en una ubicación aislada en el territorio. Pero una vez asumida su presencia en el centro de la ciudad, con todos sus problemas sería bueno conservarlo de forma adecuada tanto en los deterioros que el paso del tiempo va produciendo en algunos elementos de hormigón, como en las rehabilitaciones y equipamientos interiores realizados, en general de forma poco afortunada. El proyecto se incluía en una peculiar Guía Turística de Castilla-La Mancha sobre arquitectura contemporánea.
Otro proyecto diferente es el que realiza para el Museo López Torres de Tomelloso que construyó en 1980 junto al arquitecto Pepe Benito. Un espacio interior de especial belleza que, en su sencillez, logra un ambiente donde la luz y las estructuras de hormigón visto tienen un protagonismo esencial. Probablemente excesivo frente a las obras de Antonio López expuestas en sus paredes.
La recuperación de la obra de Higueras.
La exposición Fernando Higueras. Desde el origen, que Boitia, su compañera, dirigió en el ICO recientemente, repasaba la vida y el trabajo del «gran arquitecto olvidado», cuya obra fue incluso más genial que su personaje. Su Rascainfiernos, proyectado en 1973 justo debajo de la vivienda que reformó para su esposa y sus cinco hijos en una colonia protegida de Madrid, es un edificio de dos alturas bajo rasante. Un lugar donde la Fundación Higueras conserva gran parte de su legado documental en la actualidad.
Un personaje peculiar, creador de imágenes e ideas de especial belleza. Era además un consumado guitarrista y un entusiasta pintor. Manuel Blanco decía de Higueras: «Es uno de los arquitectos españoles contemporáneos más especiales, pero sobre todo es uno de los últimos heroicos». Un personaje excéntrico, irónico, en ocasiones hiriente con los demás, pero con una obra que tiene construcciones de especial calidad. En Ciudad Real no fuimos demasiado afortunados con su trabajo, pero ello no obvia al necesario reconocimiento que su producción tiene en el conjunto de la arquitectura española de la segunda mitad del siglo XX.