ALMADÉN CONJUNTO HISTÓRICO (CH CLM3)

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ALMADÉN CONJUNTO HISTÓRICO.

La historia de Almadén ha estado unida a la extracción del cinabrio de las minas existentes en su territorio y a la obtención del mercurio, a partir del mineral. Durante veinte siglos las diferentes tecnologías y aplicaciones han ido cambiando y modificando su funcionamiento, conformando una instalación minera de gran interés por los sistemas de extracción y la posterior transformación. Veinte siglos de historia de los que tenemos diferentes referencias que dan testimonio de la evolución de su actividad. Testimonios presentes en las minas y en los sistemas de extracción y obtención del mercurio.  Junto a ello, se va conformando una ciudad, en la que la mina es un condicionante esencial, por su ubicación, por la consolidación de una población cuya economía está vinculada a la actividad minera, y por la construcción de elementos singulares, en el interior de la misma, relacionados con su actividad o con la economía que surge de ella. La ciudad se diseña condicionada por la presencia de la mina y con elementos relacionados con ella: Hospital de Mineros, Plaza de Toros, Escuela de Minas…

Una ciudad, inserta en un territorio de características singulares de gran interés medioambiental. Y una historia de esfuerzos de una población que asume el duro trabajo de la mina como recurso que permite la vida de cientos de familias. En determinados momentos como la etapa controlada por los Fúcares, ejercicios de máximo rigor y control que llevaron a Mateo Alemán a escribir su Historia de la Infamia. En otros momentos, castigos para reclusos que vivían en la cárcel de forzados en las más duras condiciones como recuerda ahora el Centro de Interpretación situado en la Escuela de Minas. Y así a lo largo de la historia la huella del trabajo que deja innumerables recuerdos del esfuerzo de las gentes que han vivido y trabajado en esta ciudad.

Conjunto histórico y Patrimonio de la Humanidad.

La conservación de este importante patrimonio industrial, las relaciones económicas, culturales y sociales que genera, en determinados momentos, y los valores urbanísticos, arquitectónicos y medioambientales llevan al reconocimiento de la ciudad como Bien de Interés Cultural con la categoría de Conjunto Histórico en 2008 y posteriormente, en 2012, a su reconocimiento, por la UNESCO, como Patrimonio de la Humanidad junto a la ciudad de Idria. Un reconocimiento especialmente importante por lo que supone de valor del conjunto, de sus esfuerzos por su conservación y sobre todo del interés del patrimonio industrial minero.

La finalización de la explotación minera requiere, desde la administración, la adopción de medidas para paliar la situación económica y social que se crea en la ciudad y en su entorno geográfico. Para ello, una de las líneas de actuación ha sido la rehabilitación de este importante patrimonio cultural para conservar un valor del patrimonio industrial de primera importancia y abrir una línea de desarrollo futuro en la población. Se han realizado, desde diversas instituciones, especialmente desde Minas de Almadén y Arrayanes, inversiones importantes, dentro del Plan Director de la zona que ha rehabilitado el patrimonio para permitir un desarrollo turístico basado en el mismo. Se recuperan como parte esencial del proyecto una parte de las minas que se hace accesible a los visitantes y que, dada la topografía de la ciudad, permite cumplir con todos los requisitos de seguridad exigidos en estas instalaciones. Una visita al interior que permite tener una idea de los diferentes sistemas de explotación a lo largo de los años. El final del recorrido por el Parque minero de Almadén nos lleva a los hornos de aludeles, tesoro de la historia de la obtención del mercurio y al almacén de mercurio que, en su momento, se convirtió en elemento esencial de la economía española como material imprescindible para el beneficio de la plata.

La ciudad y el territorio.

Las minas de Almadén están unidas a la ciudad por múltiples razones. En primer lugar porque la población vivía del trabajo de las minas. Los 2.500 trabajadores que aparecen reseñados a lo largo de décadas conforman el núcleo básico de la población y sus familias viven del recurso que representa la mina. Y por otra parte, la realidad física de la ciudad se ha estructurado teniendo como punto de partida la ubicación de la mina y las infraestructuras que se han creado, dependientes de la misma.

Junto a la estructura minera  e industrial han ido surgiendo una serie de construcciones e infraestructuras para servicio de las personas que trabajan en el conjunto. Cerca del recinto de san Teodoro estaban las “Casas de la Superintendencia” máxima autoridad local de las Minas y la “Casa Academia” o escuela de minería. En el otro extremo de la población se encontraba la Real Factoría, espacio destinado a los animales de tiro, mulas y bueyes que se empleaban en el malacate y en las carretas que trasportaban el mineral desde el brocal de los pozos al cerco de fundición. En esta zona estaban también las “casas del hospital” un conjunto de 24 viviendas para trabajadores forasteros dispuestas en forma de polígono hexagonal cuyo perímetro delimitaba la plaza de toros. Las minas tenían también un presidio, la Real Cárcel de Forzados, próxima al Hospital donde estaban los galeotes condenados a trabajar en Almadén.

            El paisaje de Almadén es un paisaje rico y complejo. Es en primer lugar el paisaje de las minas, un paisaje interior de excavaciones de galerías y túneles que busca el cinabrio para extraerlo a la superficie. Un paisaje oculto que va dejando referencias en la superficie de los puntos de acceso, de las comunicaciones del interior con la explotación posterior del mineral, con su beneficio. Un paisaje del trabajo que en su dureza ha incorporado personas condenadas a su realización, los forzados que han definido la realidad de la ignominia durante muchos años. Las labores del beneficio del mineral han generado estructuras de gran interés histórico por sus características y condiciones que han permanecido vivas durante siglos y que, afortunadamente, se conservan en la actualidad. Los recorridos por el interior de estos paisajes excavados que ahora permite el Parque Minero nos recuerdan el paisaje de la vida de muchos mineros que día a día bajaban a las entrañas de la tierra a extraer el producto del que se beneficiaría el mercurio.

            Almadén es también el paisaje urbano de una ciudad que ha surgido de los valores de la mina. La voluntad de mantener la actividad, de atender a sus trabajadores y de crear un entorno agradable de vida lleva a la creación de estructuras educativas, de ocio y sanitarias que conforman el conjunto urbano. Los caminos para la exportación del azogue definen viarios estructuran ejes urbanos y conforman la ciudad que económica, social y culturalmente ha dependido del azogue durante siglos. Un paisaje urbano con hitos y referencias de los siglos de esplendor de la actividad minera, de la explotación del mercurio que ha ido languideciendo con su pérdida y que ahora busca nuevos caminos relacionados con los valores medioambientales de su entorno.

            Porque Almadén es también el paisaje de un territorio de una gran belleza. Su ubicación y localización en el medio natural y las condiciones topográficas, geológicas y de desarrollo vegetal y animal del entorno superan ampliamente sus usos mineros para definir la realidad de un paisaje en el que la minería se encuadra en un entorno natural que ahora se valora de forma singular.